Perú: En el plano internacional

En el último mes he vivido un periodo en el Perú, así como también en Alemania, donde resido habitualmente. Pude comprobar así que, si tenemos en cuenta aspectos esenciales, en el Perú actualmente se está mejor que en Alemania, país europeo donde la pandemia muestra cifras alarmantes de más de 500 muertos diariamente, así como una inflación que supera el 5 por ciento. El precio del combustible subió en solo un año en más del 40%.

Sin embargo, en nuestro país prevalece un ambiente político marcado por la inestabilidad. En tanto que en Alemania acaba de asumir un nuevo gobierno con pactos previos que aseguran estabilidad y cooperación, encabezado por el socialdemócrata Olaf Scholz.

La doctora Merkel, quien rigió al país durante 16 años, y participó en funciones gubernamentales 31 años, dejó el cargo con aplausos, y alto porcentaje de aprobación. Un amigo político me comentó, irónicamente, que si la doctora Merkel hubiera gobernado en el Perú sería objeto de persecución y crítica. Los periódicos recordarían que ella nació y se formó en un país comunista. Y que hizo alianza para gobernar con un partido que lleva la palabra socialista (SPD).

Además, como ella despreció a los de extrema derecha, entonces sería por los bisoños políticos peruanos tildada, por lo menos, de “caviar”.

Nada de eso sucede en Alemania donde prima el respeto al político. Que es, en esencia, respeto al pueblo que elige a sus dignatarios. Respeto es cuestión de dignidad. Tres ejemplos que separan a los germanos con las prácticas en el Perú: el jefe del Gobierno alemán no vive en la Sede del gobierno. Es más, conserva los domicilios en Potsdam (cerca a Berlín) y en Hamburgo.

Sería vergonzoso e inadmisible que alguien filme ocultamente su vida privada y menos aún que algún medio lo haga público. Su esposa, una política con alto cargo ministerial, no renunciará a su cargo. Por último, al asumir Scholz el Poder, manifiesta su deseo de quedarse en el gobierno por varios años más.

En cuanto a política exterior, la joven ministra de Asuntos Exteriores Annalena Bearbock en las primeras 24 horas que está en su cargo, se reunió en Bélgica con los 27 países miembros de la Unión Europea, además visitó Polonia y Francia. Y el fin de semana estuvo en Gran Bretaña con los G7, es decir las Potencias Mundiales. Una dinámica diplomática ejemplar.

Felizmente, la imagen del Gobierno peruano es mejor a nivel internacional que en el propio país. La oportuna presentación del presidente Castillo ante la ONU y la OEA permitió una marcada aceptación.

La diplomacia peruana ha sabido llevar ello adelante y así - apoyada por personalidades y profesionales con experiencia en el exterior- reforzar la imagen positiva que se tiene de nuestro país. La invitación del Papa, así como la del Fondo Económico de Davos, traerá al Presidente a Europa, y será su consagración a nivel mundial.

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