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Perú frente a la carrera global por la IA

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Fecha Publicación: 30/08/2025 - 21:51
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La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una promesa tecnológica para convertirse en un terreno decisivo de competencia geopolítica. Estados Unidos y China, las dos mayores potencias económicas, despliegan estrategias diferenciadas que no solo buscan definir el liderazgo tecnológico, sino también imponer modelos de gobernanza global. En este contexto, países como el Perú enfrentan la urgencia de posicionarse con una visión realista.
El plan de acción de Donald Trump, presentado como “Winning the AI Race”, refleja una lógica de supremacía tecnológica. Con tres pilares centrales, impulsar la innovación, construir infraestructura crítica y exportar modelos, la estrategia estadounidense busca garantizar que el mundo dependa de su tecnología.
La idea es que menos trabas legales permitan acelerar el despliegue de aplicaciones y modelos, aún a riesgo de generar fallas de confianza por sesgos, filtraciones de datos o usos indebidos. El segundo pilar, el de infraestructura, plantea la construcción de mega centros de datos que consumen energía equivalente a ciudades enteras, sostenidos principalmente en gas natural y energía nuclear.
El tercer pilar apunta a exportar el “stack completo” de IA, desde chips hasta modelos entrenados, con la convicción de que quien provea la tecnología dictará las reglas. Pero este diseño enfrenta obstáculos: Trump ha debilitado tratados internacionales y ha incrementado aranceles, lo que mina la confianza de sus socios.
En contraste, China plantea un enfoque de cooperación y gobernanza global. Su Plan de Acción para la Gobernanza Global de la Inteligencia Artificial, presentado por el primer ministro Li Qiang, no solo reconoce los riesgos de la IA, sino que enfatiza principios de beneficio compartido, inclusión y sostenibilidad.
Pekín promueve la construcción de infraestructuras digitales, la adopción de IA en sectores clave como salud, agricultura y educación, y la creación de estándares internacionales interoperables. Pero su ventaja más significativa radica en el frente educativo: desde 2017, China integra la IA en la enseñanza básica, no solo como herramienta técnica, sino también incorporando reflexiones éticas y sociales. En Beijing, por ejemplo, la ética de la inteligencia artificial ya es parte obligatoria del currículo escolar.
Esta estrategia busca formar generaciones que comprendan y dominen la IA desde edades tempranas, convirtiéndola en un bien común y no en un privilegio de élites académicas. China apuesta por educación y productividad, formando innovadores bajo un marco regulatorio cooperativo con proyección internacional. En el Perú, la propuesta es iniciar desde la primaria con un ecosistema tecnológico orientado a la era de la IA, empezando por la capacitación docente.
Ambas potencias coinciden en un punto: la centralidad de la infraestructura digital. Los centros de datos, cada vez más sofisticados y exigentes en consumo energético, son el corazón de la nueva economía. Estados Unidos lidera en volumen y capacidad, pero China impulsa paralelamente estándares sostenibles y fomenta su expansión en el Sur Global.
La rivalidad entre Washington y Pekín abre riesgos y oportunidades. Nuestra realidad geoeconómica se alinea con China, principal destino de exportaciones y socio clave en infraestructura, cuya narrativa de cooperación conecta mejor con el Sur Global que el discurso de supremacía estadounidense.
Pero no se trata solo de elegir un aliado. El verdadero desafío para el Perú es aprovechar esta coyuntura para dar un salto educativo y productivo. Integrar la IA a la educación no es opcional: es la única vía para superar el memorismo y generar una fuerza laboral capaz de aportar valor en la economía digital. No basta con adquirir laptops o tablets, como se hizo en la última década, sino diseñar una estrategia pedagógica tecnodigital que vincule directamente a los estudiantes con la robótica, la programación y la inteligencia artificial.
Aquí es donde la experiencia peruana en robótica construccionista, iniciada en 1994, ofrece un camino probado. Al articular kits de construcción, sensores, algoritmos y chatbots educativos, es posible recrear las eras tecnológicas y formar estudiantes que inventen, cuestionen y produzcan soluciones reales. En 1998 esta propuesta fue considerada como la más efectiva a nivel mundial, por el científico social Seymour Papert del MIT.
Debido a eso, desde Aprender Creando, planteamos un ecosistema educativo para ingresar a la Era de la Inteligencia Artificial en todos los niveles educativos, con una cultura científica-tecnológica, a partir de la construcción y la programación (ahora sin uso de computadoras), fortaleciendo la relación mano cerebro, explorando, investigando y solucionando problemas, en lugar de recurrir a la memorización.
La carrera por la IA no es únicamente entre Washington y Pekín: también se libra en cada país que decida, o no, integrarse activamente a la nueva economía digital.

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