Perú grado 3

Por si acaso el titular no se refiere a una de las tantas clasificaciones como el índice de Desarrollo Humano o ranking similar.

Por cortesía de la Administración norteamericana, específicamente del Departamento de Estado, esa es la categoría de riesgo en que ubican al Perú, a solo un peldaño de lo peor en la lista negra de países de alta peligrosidad. Por esa clasificación, el Tío Sam recomienda a sus nacionales considerar evitar el viaje a estos lares por el estado de emergencia, debido a la grave inseguridad ciudadana que afecta a Lima y Callao y al territorio peruano en general y, en el caso del Vraem, la recomendación es terminante a causa del narcoterrorismo en la zona.

La advertencia estadounidense nos llueve sobre mojado en medio del desgobierno castillejo inepto y cleptocrático que padecemos y se calcula que esto golpeará sensiblemente el alicaído turismo receptivo.

No podemos echarle la culpa a la Casa Blanca por nuestras culpas, máxime si el sector Interior y el poder de policía anda al garete con seis ministros diferentes en menos de un año. Lo que sí puede pedirse a la Administración Biden es un poco de coherencia ya que siendo todavía la superpotencia mundial fue de los primeros Estados en darle su bendición a la dudosa elección del incapaz ocupante de Palacio. Nos referimos precisamente a lo que ocurre en el Vraem y la política “oficial” que plantea el retiro de las bases militares y la “erradicación social y voluntaria de los cocales ilícitos” que sólo contribuirá a la expansión de los sembríos ilegales y beneficiará a los delincuentes terroristas y las mafias de la droga. Nos resistimos a pensar que EE.UU., como vital país cooperante en esta materia, apoye tamaño despropósito o busque que el Perú termine convertido en un narcoestado. ¿O sí? ¡Amén!

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