Perú ya es país riesgoso
Bastaron treinta días para que el senderismo instalado en el Ejecutivo destruya veinte años de arduas, inteligentes decisiones; sacrificios del pueblo y perseverancia general que salvaron a un país entonces económicamente quebrado y socialmente devastado. ¿La razón? Décadas de déficits socialistas iniciados por el golpe militar velasquista, semilla que incubó a sendero/mrta impulsando un cuarto de siglo de atroz terrorismo. Logrado el objetivo de volver viable al Perú, hace sólo una década la aldea global nos consideraba un notable ejemplo de que sí existen los milagros socioeconómicos. Pero todo fue dinamitado, en apenas 30 días, por el régimen castrochavista, senderista que lidera el clan polpotiano de Castillo quien, bajo engaños y magia electoral, consiguió el reconocimiento como poder electo por parte de un dudoso JNE. Los escombros del Perú próspero y emprendedor han quedado a la vista: desde déficit fiscal, pasando por angustia presupuestal, multiplicación de la deuda interna y externa, devaluación; y por si fuera poco, inflación. Ese cáncer que mantuvo en estado comatoso al Perú durante un quinquenio, tras haber registrado el índice inflacionario más alto del planeta.
La noticia provino de la calificadora Moody’s que, por primera vez en dos décadas, bajó el grado de inversión de Perú por su “entorno político continuamente polarizado y fracturado (…) que ha debilitado considerablemente la capacidad de formulación de políticas (…) lo que ha afectado negativamente la confianza de los inversionistas (…) y por los controvertidos nombramientos del gabinete, las tensiones entre los poderes Ejecutivo y Legislativo y las crecientes tensiones dentro del partido gobernante, han puesto de manifiesto varios riesgos para la gobernabilidad general”. ¿Consecuencia? Cayó 24% el valor de los bonos peruanos, lo más serio en los mercados emergentes; la devaluación ha sido 11%, la mayor tras la de Argentina. A resultas, el Estado y los privados deberemos pagar mayores tasas de interés porque hoy Perú es considerado país riesgoso, debilitando ello gravemente el dinamismo del sector emprendedor. Otra derivada de esta reclasificación es la rebaja de calificación de cinco bancos, afectando los depósitos -a largo y corto plazo- tanto en el Banco de la Nación como el Banco de Crédito BCP, BBVA Perú, Interbank y Scotiabank.
Hablamos de un estentóreo campanazo de emergencia. No precisamente proveniente de la oposición local sino del mayor nivel de la comunidad mundial. El encarecimiento del crédito servirá del combustible para subir al rojo el costo de vida, afectando desde el precio del pan a operar un sofisticado centro minero, una planta industrial, un taller mecánico artesanal, un centro médico o lo que fuere. Igualmente, las inversiones –si las hay- serán a cuentagotas. Futuro sombrío impuesto por un régimen esperpéntico, muy probablemente con toda intencionalidad. Porque la estrategia comunista apunta a agudizar las crisis para que, a río revuelto, ganen esos prestidigitadores izquierdistas con su prédica falsaria de inculpar a la derecha de todas las falsedades del marxismo. Lo único bueno de esto es que la situación está poniéndose tan mala, que los días del régimen castillo-senderista parecieran numerados. El Perú estaría próximo a estallar.
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