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Pésimo sistema de alertas meteorológicas del Perú

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Fecha Publicación: 02/08/2025 - 22:40
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¿Qué tiene que pasar en el Perú para que un gobierno asuma el compromiso de repotenciar nuestros servicios meteorológicos, a fin de que con diligencia expidan con días de antelación avisos y alertas de pronósticos certeros sobre el tiempo y el clima de las regiones del país? Lo sucedido recientemente con la tormenta de arena que cubrió ciudades completas en las regiones de Tacna, Moquegua, Arequipa y especialmente Ica, alcanzando vientos en Nasca de 50 km/h y en la misma Ica, de 40 km/h, contaminando peligrosamente el aire con material particulado —mezcla de polvo del suelo, arena, suciedad— causando en la población trastornos respiratorios e irritación a los ojos, que de haberse repetido el fenómeno en los días subsiguientes también pudo causar problemas gastrointestinales y hasta cardíacos.
Dicha tormenta de arena no solo comprometió la salud pública, también paralizó el tránsito vehicular, ocasionó el cierre de negocios y expuso a peligro cultivos de las zonas, impactando negativamente también en la economía local de las regiones afectadas.
En el país, tales avisos y alertas —se entiende, de carácter preventivo a los eventos climáticos— deben darlas el Senamhi, perteneciente al Ministerio del Ambiente. Para ello, al menos en el papel, contaría con más de 900 estaciones meteorológicas e hidrológicas, además de información satelital (que no parece ser bien interpretada) y herramientas informáticas. Sin embargo, en mi opinión, nuestro servicio meteorológico ha brillado por su ausencia en terribles fenómenos como el del oleaje anómalo de enero del 2022, que causó graves estragos en la costa peruana, incluyendo destrucción de embarcaciones, inundación de negocios y hospedajes, el fallecimiento de dos bañistas en una playa de Chiclayo y el nefasto derrame de petróleo en el mar de Ventanilla, matando por meses fauna y flora marítima.
Si bien hubo alerta de oleaje anómalo aquella vez, no se proporcionó a ciudadanos y autoridades la suficiente información de la dimensión que alcanzaría. Recordemos que no hubo cierre de puertos en prevención; esto se hizo después de los primeros daños.
Luego, tampoco se previno acerca de lluvias tropicales (no comunes), con visos de torrenciales y chubascos, de febrero de este año en la provincia de Ica; y menos se advirtió esta semana sobre la —para muchos— apocalíptica tormenta de arena y los vientos de alta velocidad que alcanzaron también a distritos de Lima, con caídas de letreros y árboles.
El gobierno siempre se limita a señalar en cada ocasión que son “fenómenos inusuales” y sanseacabó. Estiman que debemos quedarnos contentos con esa sesuda explicación.
El Estado está obligado a invertir en repotenciar logísticamente al Senamhi, así como contratar a más expertos que puedan predecir, antes que suceda, toda clase de fenómenos meteorológicos, así como su intensidad.
En el Perú, aunque haya negacionistas, ya se acusan los efectos del cambio climático, haciéndose necesario fortalecer el sistema de avisos y alertas, y hasta de un canal o radio ad hoc —que puede ser digital— con programación, noticias, entrevistas del tiempo y clima de todas las regiones, donde se pueda encontrar información cierta y oficial sobre estos temas, así como instrucciones ante una emergencia.
La salud pública, la agricultura y la economía son las directamente afectadas ante los fenómenos meteorológicos adversos.
Ya que desde el Ejecutivo parecen estar tirando la casa por la ventana con el gasto público, háganse una con este tema. Al final, se trata de nuestra supervivencia.

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