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Petroperú agrava la crisis nacional

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Fecha Publicación: 02/10/2023 - 23:00
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A nadie le cuadra que un país en desarrollo con: 1) elevado índice de pobreza; 2) su economía estancada 3) sin perspectivas inmediatas y mediatas de inversión privada; 3) con un gasto presupuestal para 2024 equivalente a US$71,000 millones (85% de las Reservas del BCR); 4) que sólo produce 30,000 barriles/día de petróleo y consume cerca de 230,000 bbl/día, y 5) envuelto en una crisis socioeconómica, opere una refinería petrolera comprada a valor de US$6,000 000,000 (tres veces superior al estándar de mercado) para producir sólo 70,000 bbl/día. Refinería que, durante el mes de prueba, soportó un incendio importante que la burocracia que la administra ha silenciado, tanto sus alcances como desenlaces. Todo eso revela que quienes han gobernado esta esquilmada nación son solidariamente culpables de gravísimos delitos perpetrados contra la sociedad. Tamaña inversión habría servido mucho mejor para paliar los años de vacas flacas por los que estamos transitando, sin esperanza ni plazo de finalización. Igual debemos decir sobre los US$40,000 millones de esquizofrénico gasto (posiblemente US$25,000 millones derivados a la corrupción y otros US$15,000 millones “invertidos” en obra inutil) enterrados en la carretera Interoceánica; además de hospitales que, tras 12 años en construcción, siguen sin concluir, abandonados con sus estructuras deteriorándose: asimismo escuelas a medio hacer, puentes a mitad de avance y tantas otras obras que pasan por el mismo trance. No contenta con ello, la burocracia caviar –(o caviarizada, a efecto de no ser criticada y expulsada de su puesto)- autoriza millonarios derroches, igual de inútiles y corrompidos que las obras señaladas, en consultorías, asesorías, “subdidios” direccionados. etc. Como aquella subvención al insignificante, aunque tóxico, cine peruano; entidad propagandística de las “conquistas” izquierdistas; con contenidos que solamente dicta la “cultura caviar”, siendo uno de sus protagonistas el golpista Salvador del Solar Labarthe; además de otros dispendios autorizados por los ministerios de Educación, Ambiente, Cultura, etc.
Volviendo al contenido inicial de esta nota, es más que evidente que Petroperú es una de las peores metástasis del cáncer que corroe al Estado peruano. Insistimos, los US$6,000 millones echados al agua en una refinería -que sólo abastecerá, en el mejor de los casos, 32% del consumo nacional- provocarán que la petrolera estatal trabaje a pérdida. A menos, claro, que el Estado pague más por el petróleo refinado allí, sometido a un colosal sobreprecio por los millonarios intereses que genera esta deuda de Petroperú -garantizada por el Estado- para financiar este Leviathan. En ese estado de cosas, la única alternativa para superar el drama que implica soportar el sobrecosto de las ineficientes, corruptas y siempre politizadas empresas estatales peruanas, es privatizarlas. Sin ir muy lejos, y previendo aquella siempre parcializada reacción de la izquierda local, la empresa de agua potable que abastece a La Habana, Cuba, ¡es española! Basta de pruritos y temores, señores políticos de todo pelaje. El estatismo es el peor enemigo de la ciudadanía porque cobra peaje -siempre escondido- vía las empresas públicas y a través del Estado, que acaban pagándolo tanto usted como los más pobres del país, amable lector.

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