Pisco, más que una bebida, un símbolo de identidad
El Pisco tiene sus raíces en el siglo XVI, cuando los conquistadores españoles introdujeron la uva en América del Sur. Fue en la costa peruana donde, tras adaptarse al clima y al suelo, comenzó la producción de vino y, posteriormente, la destilación de nuestra bebida bandera que hoy, paso a paso, conquista nuevos mercados en el mundo.
Con el objetivo de poner en valor su legado histórico y promoverlo como símbolo de identidad nacional y motor de desarrollo económico, el Comité de Pisco de ADEX impulsa una ambiciosa agenda en coordinación con instituciones como el Ministerio de la Producción, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, y PromPerú, entre otras.
Esta hoja de ruta busca fortalecer la cadena productiva del pisco, visibilizar el trabajo de los productores y su contribución a la economía, fomentar el consumo interno y ampliar su presencia en el ámbito internacional.
Según la ‘Guía Práctica de la Denominación de Origen Pisco’, actualizada por Indecopi al 15 de julio de 2024, existen un total de 508 personas y empresas autorizadas a usar legalmente esta denominación. Sin embargo, el ecosistema pisquero involucra a miles de agricultores, trabajadores y proveedores, lo que evidencia su verdadero impacto en la economía nacional.
Uno de los desafíos clave es garantizar la trazabilidad del producto. A lo largo de toda la cadena se aplican rigurosos estándares de calidad que garantizan un pisco genuino, alineado con las exigencias de los consumidores más sofisticados del mundo. Esta trazabilidad es esencial para preservar su prestigio y diferenciarlo de otros destilados.
Regiones como Ica, Arequipa, Moquegua y Tacna cuentan con condiciones de clima y suelo únicas que otorgan a las uvas pisqueras cualidades organolépticas excepcionales. Cada valle imprime un sello particular, permitiendo una diversidad de perfiles sensoriales que enriquecen la experiencia del consumidor global.
Aunque comúnmente se asocia al pisco con el clásico Pisco Sour, su versatilidad va mucho más allá de la coctelería. En la actualidad, ocupa un lugar destacado en la gastronomía (en marinados y macerados, salsas, reducciones, risottos y fondos) y también en la repostería, a través de flambeados, infusiones, almíbares y otras preparaciones que elevan la creatividad culinaria.
Luego de dos años de caídas, las exportaciones de pisco entre enero y mayo de 2025 sumaron US$ 4.1 millones, lo que representa un crecimiento del 8.4 % respecto al mismo periodo del año anterior. Este repunte se explica por la creciente demanda en mercados estratégicos y por el trabajo articulado productores, autoridades y gremios.
Un dato revelador: más del 60% de las exportaciones del 2024 fueron realizadas por solo cinco empresas, lo que evidencia una alta concentración. No obstante, este panorama también abre oportunidades para incorporar a pequeños y medianos productores a la cadena exportadora, con el soporte técnico y logístico necesario.
En un evento realizado recientemente por el Día Nacional del Pisco, que se conmemora el cuarto domingo de julio, ADEX reafirmó su compromiso con una visión de largo plazo que combina tradición, innovación y apertura comercial. La articulación público-privada es esencial para formalizar a más productores, elevar los estándares de calidad y explorar nuevos destinos para nuestra bebida bandera.
Porque el pisco, más allá de su delicado aroma y sabor, es cultura viva, esfuerzo colectivo y orgullo nacional. Ha llegado el momento de que consumidores, empresarios y autoridades sumemos esfuerzos para que este destilado, nacido en tierras peruanas, continúe llevando al mundo el auténtico sello de nuestra identidad.
*Presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX)
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.