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Por ellas, por nosotras

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Fecha Publicación: 25/11/2023 - 21:10
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Hace 30 años la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, sin embargo las cifras de los distintos tipos de violencia, siguen en ascenso a pesar de contar con todo un sistema creado para hacer posible su erradicación.

En el Perú tenemos un marco jurídico e instituciones que desarrollan un proceso de atención de la violencia en el que los operadores de justicia deben aplicar estándares a fin de garantizar el derecho de acceso a la justicia de las mujeres víctimas de violencia, es decir puedan contar con mecanismos de denuncia efectivos, medidas de protección oportunas, evaluaciones psicológicas y físicas inmediatas. Sin embargo, la realidad es otra.

De acuerdo a cifras de la Defensoría del Pueblo, a marzo de este año, 207 mujeres adultas fueron reportadas como desaparecidas pero la cifra más grave son las 287 niñas y adolescentes que no han regresado a casa y siguen siendo buscadas por sus familias.

En nuestro país, es muy fácil que una mujer desaparezca, que sea secuestrada por el crimen organizado o que muera en manos de su agresor, incluso a pesar de contar con medidas de protección. De otro lado, la violencia psicológica y la económica siguen siendo tipos de violencia invisibles a pesar de su grave impacto en el proyecto de vida de las mujeres. Los 110 casos de feminicidios así como las 11 niñas que cada día quedan embarazadas en nuestro país, nos habla de una presencia mayoritaria del agresor en los hogares.

Negar que existe el machismo es negar la violación sexual que sufriera la enfermera de Puno, asesinada cruelmente por sus agresores y que dejó en la orfandad a 3 niños, es taparnos los ojos frente al embarazo de la niña Mila violada por su padrastro, es ser indiferente al dolor de los padres de Carolina, una adolescente arequipeña encontrada descuartizada en un silo que sufría de agresiones por parte de su pareja, el presunto feminicida, es olvidarnos de Eyvi y Katherine, ambas quemadas vivas por hombres que hicieron del “si no eres mía no eres de nadie”, su sentencia de muerte.

Estamos dejando de lado la real prevención que comienza en el hogar y en el colegio. Nuestras niñas deben ser formadas con plena conciencia de su valor, de sus derechos. Trabajar la autoestima y la autonomía de las mujeres debe ser el reto diario del sistema educativo.

Lograr vencer el miedo para denunciar un caso de violencia no es fácil por lo que el acompañamiento del entorno familiar es indispensable así como la empatía de la sociedad frente a un hecho de violencia. En la lucha por erradicar la violencia contra las mujeres estamos comprometidos todos.

Dedico esta columna, a las que ya no están, a las que luchan por vencer el miedo y a las que logramos salir adelante. Por ellas, por nosotras.

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