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Por los caminos del Señor

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Fecha Publicación: 08/07/2023 - 21:30
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Hola… Desde mi oficina en el colegio del Consuelo, durante las clases y los recreos de los alumnos, observo en los patios a cientos de niños, jóvenes y adolescentes ya en la promoción. En esta semana, pensando en nuestra conversación, me preguntaba si estábamos preparando a nuestros jóvenes fehacientemente en el auténtico valor de la vida.

Me hice esta pregunta: ¿Aprenderán nuestros jóvenes, no solo en el futuro sino en el presente, el valor que tienen aquellas circunstancias que van a encontrarse en la vida? Y recordaba una historia que paso a relatarte a continuación: “Un hombre estaba camino a la ciudad de Chiclayo desde Lima, en el ómnibus, al llegar a la entrada de una ciudad y después de varias horas de camino, el chofer les dijo: “Los que deseen comer algo, en diez minutos pueden bajar en un restaurante que prepara riquísimas comidas”. Abro un pequeño paréntesis en la historia, porque me viene a la memoria algo que he escuchado siempre, cuando vas por la carretera de cualquier país del mundo, suelen decirte y es cierto, que cuando veas un restaurante de carretera lleno de camiones estacionados, no dudes en entrar, los camioneros son los verdaderos especialistas en saber donde comer rico. Y aquí cierro el paréntesis.

Pasados los 10 minutos, bajaron todos los pasajeros y uno de ellos se acercó a la camarera para decirle: Veo que tiene unas deliciosas sopas, un tentador ají de gallina y un no menos rico cevichito. Son una maravilla, ¿podría usted comenzar sirviéndome una sopa? La camarera le preguntó: ¿Usted viene en el autobús? Sí, claro -le respondió él. No hay sopa -le dijo la camarera. Ay, ¡qué pena! -respondió el hombre. ¿Pero hay ají de gallina? Si viene en el autobús, no hay ají de gallina. El hombre le preguntó: ¿Qué es lo que me puede vender? Mire, usted señor, estos platos han sido preparados durante toda la mañana con mucho cariño y mucho sabor, los que vienen en el autobús solo tienen 10 minutos, por lo que solo le puedo vender un sandwichito -respondió ella.

Después de esta historia, me atrevo a dar una conclusión, y es que muchos corremos tanto en la vida, que son pocos los momentos en que nos detenemos a valorar las maravillas de la CREACIÓN.

Acepto sugerencias.

“Para hablar del camino, sabe más la tortuga que la liebre”

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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