Por los caminos del Señor
Hola… Es el título de un libro y creo que también de una película y dice así: “Cuando una mariposa aletea en el parque de los príncipes de París, se produce un tsunami en Tokio”. Por supuesto, este es un título muy sugestivo tanto para un libro como para una película. La primera vez que lo escuché, me pareció un poco complicado. Sin embargo, con el paso del tiempo y tras una experiencia personal, vi claramente su profundo significado: cada acción humana, por pequeña que sea, desencadena consecuencias favorables o adversas.
Permíteme contarte lo sucedido la semana pasada. Estaba en el Aeropuerto Internacional de Fiumicino, en Roma, listo para tomar un vuelo hacia Madrid. Llegando a la capital de España, sin cambiar de aeropuerto, ya que en Madrid hay cuatro terminales, debía descender del avión que venía de Roma e irme al avión que me llevaría a la ciudad de Vigo. Según el horario previsto, tendría tiempo de sobra, hasta más de una hora; incluso me alcanzaba para descansar.
Sin embargo, al embarcar en Roma, el capitán anunció que “habíamos llegado un pelín tarde”, señalando que nuestra salida no estaba en horario. La demora empeoró cuando se descubrió que un pasajero había facturado su maleta en el counter de Iberia, pero nunca abordó el avión. El capitán nos dijo: “Disculpen la demora, pero las leyes de tráfico aéreo indican que si hay una maleta en bodega y el pasajero no está en el avión, se debe retirar por razones de seguridad”, lo que nos retrasó una hora adicional.
Finalmente, aterrizamos en Madrid, pero el avión de Roma nos aparcó en la manga H2. Descendimos, pero el avión para Vigo estaba en la manga K86, que traducido al castellano, la distancia entre ambas puertas superaba los dos kilómetros y, aunque cuatro de nosotros corrimos hasta el control de seguridad, al llegar, el avión a Vigo ya estaba cerrado, por lo que lo vimos partir y nos tuvimos que quedar en Madrid esa noche.
Cada uno de nosotros perdió algo en nuestra historia personal. Yo perdí un día para estar con mi padre; otro pasajero perdió tiempo con su familia; pero lo más fuerte fue un joven cuyo padre agonizaba y, si él hubiese tomado otra movilidad, como un taxi, se hubiera demorado siete horas para llegar a Vigo. Si hubiera llegado a tomar el vuelo, habría estado a su lado en esas horas finales.
Al inicio de esta conversación te comentaba cómo algo que haces o dejas de hacer, lo sepas o no, siempre tiene una repercusión.
“Todo en la vida es ‘pasajero’ menos el piloto”
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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