Por los caminos del Señor

Hola… Es importante rescatar la historia de los grandes seres humanos, que nos pueden inspirar para trazar nuestro camino, que aunque ellos los hayan recorrido, no debería impedirnos no solo igualar sus logros, sino en ocasiones incluso superarlos.

El 23 de abril del año 1616 murieron tres grandes literatos que pasaron a la posteridad y que sus obras se mantienen intactas hasta el día de hoy, por ser únicas. Murió Don Miguel de Cervantes Saavedra, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, los tres el mismo año 1616 y el mismo día 23 de abril. No entraré a relatar sus vidas y su legado en el mundo de la literatura, pero sí me detendré en la historia de Don Miguel de Cervantes Saavedra. Su vocación siempre fue ser militar del ejército del Rey de España y verdaderamente no le fue mal hasta que, en un momento dado de la historia hubo una batalla naval en el golfo de Lepanto, donde la escuadra que aglutinaba a los ejércitos del Papa vencieron a los otomanos que querían reconquistar Europa.

No solo los otomanos perdieron esa batalla, sino que Don Miguel de Cervantes Saavedra perdió el brazo por lo que hasta hoy se le conoce como el “Manco de Lepanto”. Su mundo se derrumbó, y no solo eso, sino que su vida se vio truncada, terminando sus huesos en la cárcel.

Le gustaba escribir y lo comenzó a hacer y aquello que aparentemente fue un fracaso personal, la tragedia de perder un brazo, quedó inutilizado para el ejército pero la vida le tenía reservado un lugar entre los dioses en el mundo de la literatura. El libro más leído después de la Biblia es “Don Quijote de la Mancha” por lo que hoy en día podemos decir que son miles de millones de personas que valoraron sus genialidades y cómo aquel soldado frustrado por la pérdida de un brazo, tuvo otro brazo para escribir la más gloriosa novela que hasta el día de hoy es irrepetible.

Haciendo de esta historia una historia personal, nos cabe pensar que a veces las heridas de la vida no son sino surcos en los que podemos plantar semillas cuyos frutos algún día tendrán un valor infinito.

“No le temas al mañana, porque Dios ya está allí”. San Agustín

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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