Por los caminos del Señor
Hola… Es posible que esta semana, muchos de los colegios estén viviendo las clausuras de las promociones de sus alumnos del presente año. También es posible que dentro de los discursos que se vayan realizando en estas ceremonias, concluyan no en todos pero sí en un gran número de ellos con frases similares a:
“Que tengan un futuro provisorio”, “que Dios los guarde”, “que encuentren espacios donde puedan realizarse y realizar todos sus sueños y en esta dirección es posible que llenemos el periódico de fórmulas de los mejores deseos”.
Al celebrar la Santa Misa final previa a la graduación de la promoción del colegio Nuestra Señora del Consuelo, les conté una anécdota referida al mundo del fútbol. En ella me refería a Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid, acompañado de triunfos y laureles merecidos.
Justo esta semana, en una rueda de prensa en el estadio Santiago Bernabéu, un periodista le hacía una pregunta o comentario sobre si era cierto que un equipo de los Emiratos Árabes le había propuesto una cantidad de dinero rondando los quinientos millones de dólares por los próximos 4 años.
Esto fue lo que contestó Ancelotti: “Nací en un humilde hogar en Italia, en mi casa me enseñaron muchos valores pero hay uno en especial que he mantenido a lo largo de mi vida y es el de priorizar mi felicidad y no darle más valor al dinero del que tiene en sí mismo.
Para mí, dijo Ancelotti, lo importante es ser feliz donde estoy y que me sienta respetado como persona y profesional. Dios me ha regalado dones que a lo largo de la vida me han proporcionado un estándar de vida muy superior a la inmensa mayoría de la humanidad. Me dio el talento del fútbol, tanto como jugador como entrenador, a lo largo de mi vida. Por lo tanto, el dinero no es lo más importante en mi vida, sino aquello que me inculcó mi familia: “Carlo, busca el lugar donde seas feliz, nunca priorices el dinero”.
Más allá de las circunstancias en las que se moverán nuestros jóvenes en los próximos años, tengo como educador una cierta preocupación, y es si hemos sido capaces de enseñarles a que ellos mismos escojan los lugares y las personas con las que van a vivir a lo largo de su vida. No creo que sea el dinero, lo importante es que sean felices y esto se logra queriendo y siendo valorado.
“Que nuestro corazón sea el mejor pesebre para Jesús”
San Agustín
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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