Por los caminos del Señor
Hola… Desde mi experiencia personal, hay dos momentos que son muy significativos en mi vida. Ambos no guardan relación directa, sin embargo, complementan en mi vida dos experiencias cuyo común denominador es la palabra GRATITUD.
Llegué al Perú un 28 de octubre, en el año 1979, y desde ahí hasta hoy son 44 años de plena realización en mi opción cristiana como sacerdote.
Recuerdo mi primer viaje en avión, mi primera vez cruzando el océano Atlántico, mi primera vez al llegar a América y por supuesto, mi primera vez en Perú. Era un lunes a las 10 de la mañana, cuando llegué al colegio San Agustín. En el avión tuve una bonita experiencia, dentro de lo que estaba viviendo.
En la primera hora de vuelo, antes de servirnos la cena, por los altavoces del avión el capitán pidió un aplauso para dos personas, uno de ellos, el Premio Nobel de Literatura Don Camilo José Zela y el otro nombre fue el del sacerdote más joven del mundo, sorprendiéndome el capitán, porque se refería a mí.
A don Camilo y a mí nos invitó a pasar a la cabina del avión donde nos sirvieron una cena compartida con el capitán, el segundo de a bordo, con el mecánico de vuelo y con la jefa de azafatas. El espacio era estrecho, sin embargo, vivir esa experiencia no dejó de ser para mí un buen augurio, es por ello que agradezco al Señor de los Milagros aquel momento que como semilla se convirtió con el tiempo, 44 años después, en un momento de gratitud y de pedirle a ustedes oraciones por los sacerdotes.
En este aniversario de “EXPRESO”, quiero unirme a esta mi casa que desde la primera semana de enero de 1990 nunca, repito, nunca ha dejado de publicarme esta columna y por supuesto, que las tengo todas coleccionadas. Es por ello que me uno a don Antonio Ramírez, nuestro director y con él a todos y cada uno que en diversos puntos hacemos cada día que el periódico sea un testimonio de vida y de la verdad.
Reitero que en ambos casos que te he contado, nunca será suficiente mi gratitud al cielo y la gratitud que el cielo ha ido poniendo en mi vida para escribir una palabra que siempre me ha acompañado, o más que una palabra, una expresión que suelo repetir varias veces al día: Soy una persona muy bendecida por Dios.
“Desde esta columna y en este día, nuestro homenaje al SEÑOR DE LOS MILAGROS”.
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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