Por los caminos del Señor
Hola… Hace algunos años leí la experiencia vivida por una persona que viajó a Alemania para hacer un postgrado en su carrera. Ya en Alemania e instalado en la universidad, se hizo amigo de varias personas, entre ellas un joven ecuatoriano con quien por la cercanía de ambos países entablaron una linda amistad. Un día de invierno, como es natural en esa región de Alemania, nevó abundantemente.
El joven peruano fue a clase como todos los días y ese día no apareció su amigo ecuatoriano. Pensó que estaba enfermo sin embargo, al día siguiente sucedió lo mismo, y así por tres días consecutivos, por lo que el joven peruano se sintió en la obligación de ir a verlo. Cuando fue a su vivienda, lo encontró feliz y contento de la vida. Él le dijo: “Estaba preocupado porque no has ido a la universidad los últimos tres días, pensaba que estabas enfermo”. El ecuatoriano le respondió: “Estoy bien, pero ha nevado y pensé que la ciudad se había paralizado. Por ello decidí quedarme en casa”.
Es natural que tengamos esquemas de acción en base a las experiencias vividas desde niños, por lo que un alemán ha visto nevar desde que nació y sabe perfectamente que ese elemento climatológico no le afecta en nada para seguir su vida con normalidad. La ciudad no se detiene ni por la lluvia, ni por la nieve. Están acostumbrados y simplemente se preparan usando la vestimenta adecuada y cuando nieva, hay máquinas que en cuestión de horas limpian todo, pero nada se detiene. Te cuento esta historia porque a veces las circunstancias nos manejan a su antojo y no somos nosotros los que estamos por encima de las circunstancias. Los tiempos difíciles han existido siempre, lo importante es mirar a aquellos que en la vida y en la historia supieron dar respuesta y siguen adelante, y no mirar a aquellos que cualquier circunstancia adversa la usan como motivo para no hacer las cosas.
Reitero, no son tiempos fáciles los que vivimos, en cualquier nivel de la vida moderna vamos a encontrar voces de desánimo y voces que todo lo razonan y hasta nos convencen para quedarnos paralizados. Sin embargo, no debe ser así, no debemos dejar ganarnos ni por la desidia, ni por el desánimo, ni por aquellas dificultades que han estado, que están y que estarán siempre jalándonos para que no avancemos, en la vida hay que aprender a ser más fuertes.
“Solo cuando te rompes, sabes de qué material estás hecho”.
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!
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