Por los caminos del Señor

Hola… Para quienes no pudieron acompañarme la semana pasada, les resumo la historia que relaté sobre una experiencia que tuve días atrás en un pueblo cercano al mío.

Una de las características de la etnia gitana es el respeto a los ancianos, a quienes les conceden el privilegio de marcar la pauta por la que discurren las familias gitanas.

La semana pasada les conté cómo viví a la distancia una reunión gitana donde el anciano del grupo les relataba las líneas maestras de su identidad. Estaban en un bello lugar junto al río, con una gran arboleda donde estaban preparando una parrillada y el anciano tocaba la guitarra y cantaba alegres y típicas canciones gitanas.

Cuento esto como continuación para los que sí compartimos esta conversación, por lo compleja que es hoy en día nuestra sociedad, al menos la occidental que es en la que vivimos.

Al estar en mi pueblo durante estas semanas y compartir con mi familia en la casa donde nací, estos días de descanso me sirven de manera especial para escuchar a mi padre que este mes cumple 93 años, quien me cuenta historias de nuestros antepasados, las cuales escucho con mucho respeto y gratitud. Además de recordar por boca de él, tradiciones que en algún momento llegué a conocer y que ya no existen. Mi padre me cuenta que hace muchos años en mi pueblo, cada semana ponían en la puerta de una de las casas dos palos en forma de aspa atados con un cordel, lo que significaba que los indigentes podían entrar para que les dieran comida y posada gratis.

Un hecho que recuerdo de cuando era muy pequeño es que, a la salida de la misa, cada domingo una familia diferente regalaba un trozo de pan a todos los asistentes y todo el pueblo iba a la misa dominical del medio día.

Las procesiones eran significativas y las fiestas patronales de los pueblos de la zona, durante 2 o 3 días reinaba un bonito ambiente de fiesta y asistían las familias de los pueblos vecinos.

Te seguiré contando la próxima semana.

“No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita”

San Agustín

Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

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