Por más días del amor y de oxitocina
Todos los días deberíamos vivirlos como si fueran el 14 de febrero; así generaríamos más oxitocina, la llamada “hormona del amor”, que segregamos al compartir pensamientos, palabras y acciones positivas llenas de afecto, alegría y optimismo. Estas son sanadoras para la mente, el cuerpo y el alma.
Según las investigaciones científicas, cuando se eleva la oxitocina, bajan los niveles de cortisol (la hormona del estrés), que es como una polilla para el cuerpo: daña diversos órganos hasta enfermarlos.
Por eso, si vivimos expuestos a estrés crónico, violencia o sufrimiento, o si en algún momento de nuestras vidas sentimos con intensidad un nivel 10 de rencor, ira o miedo, de seguro provocaremos picos extremos de cortisol, situación que puede llevarnos a desarrollar enfermedades crónicas o incluso cáncer. Los sentimientos negativos elevados son muy peligrosos. Esto puede ocurrirle incluso a una persona que medita, pues nadie está libre de atravesar crisis personales muy fuertes.
Afortunadamente, si nos lo proponemos, aunque estemos enfermos o incluso sintamos dolores o sufrimientos intensos, podemos realizar acciones que nos ayuden a generar oxitocina. Por ejemplo, está científicamente probado que prestar atención plena a la respiración profunda ayuda a producir oxitocina y a reducir los niveles de estrés y cortisol en nuestro organismo. Practicarla al menos cinco minutos diarios es muy beneficioso.
Aquí les comparto algunas pautas básicas que les doy a mis alumnos cuando inician la atención plena en la respiración profunda: cerrar los ojos y prestar total atención al proceso de inhalar y exhalar. Retener la respiración contando mentalmente hasta ocho para evitar distraernos. Al momento de retener el oxígeno, sonriamos aunque no tengamos ganas, ya que el gesto de la sonrisa le comunica al cerebro que es momento de segregar oxitocina. Y, al exhalar, repitamos mentalmente que estamos sanos y, así, eliminemos todas las toxinas del cuerpo.
Varias maneras de generar oxitocina las ponemos en práctica el Día del Amor y de la Amistad: cuando besamos, abrazamos, bailamos, cantamos, nos miramos a los ojos, nos acariciamos o conversamos afectuosamente. Vivir así diariamente, sin duda, nos ayudaría a mejorar nuestra salud física, mental y emocional.
Pero incluso estando solos podemos generar oxitocina y reducir el cortisol. Sonríe frente al espejo y bríndate palabras de amor, abrázate, piensa en positivo, dale las gracias a cada parte de tu cuerpo por existir, haz lo que te guste. Date el permiso de reír y llorar, porque está científicamente probado que ambas acciones generan oxitocina. Y, por favor, no le digas a un niño “no llores”, porque le estarías prohibiendo un momento de sanación para su mente, cuerpo y alma.
Hagamos votos para que más niños y adultos podamos compartir más momentos de oxitocina, llenos de paz, amor, respeto y alegría, y así lograr generaciones más sanas y felices.
¡Gracias por existir y elegir ser amor! ¡Bendiciones!
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