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¿Por qué se prolonga la guerra en Ucrania?

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Fecha Publicación: 08/05/2022 - 22:54
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Hoy 9 de mayo es una fecha llena de dramático simbolismo para gran parte de Europa, especialmente ahora, en tiempos de guerra. En esta fecha se conmemora, con una parada militar con gran demostración de poderío bélico, el fin de la participación rusa en la Segunda Guerra Mundial.

Lo que significó para los soviéticos, no solo la toma de gran parte del territorio alemán, sino de otros países, como Ucrania, que fueron arrebatados de la influencia de occidente.

En 1975, asistí, enviado por un Comité de las Naciones Unidas, a una similar parada militar en Varsovia, en la que desfilaron once batallones rusos y uno polaco. Las cosas cambiaron sustancialmente en este medio siglo.

Lo pude apreciar cuando hace unos años visité Odesa, puerto de Ucrania, pais que antes de la II Guerra Mundial fuera administrado por un Comisariado Imperial alemán. El edificio más imponente en Odesa seguía siendo el Consulado alemán. Hace poco, Rusia, a través de su ministro de Relaciones Exteriores, insiste en acusar a Ucrania de estar gobernada por neonazis, argumento que no les va a servir esta vez para agredir e invadir territorios en Europa.

Los Estados Unidos de América acierta en no arriesgar –como en otros conflictos- la vida de sus soldados. Entrena a ucranianos en sus bases militares en Alemania, desde donde su secretario de Defensa anunció que Alemania enviará armas pesadas. El gobierno alemán, en dificultades para no intervenir directamente en la guerra, acordó que destinará cien mil millones para gastos militares. A pesar de que la inflación se acerca a los dos dígitos. Obviamente se favorece así a los países productores de armamentos.

Recientemente la presidenta de la Unión Europea, una alemana, declaró: “nosotros queremos que Ucrania gane esta guerra”, aun cuando Ucrania no pertenece a la Unión. Con ello pretende justificar el afán en sanciones económicas a Rusia. No obstante, como lo advertí en esta columna, las sanciones no pudieron detener la guerra. Los esfuerzos del gobernante ucraniano –un millonario al igual que su rival Putin- están dirigidos a promover la adquisición de armas. Tampoco las armas detienen las guerras.
Mi padre fue perseguido y preso de la Gestapo y mi familia sufrió pérdidas durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy afronto, como muchos, en Europa, la subida de precios.

El dinero y el poder protegen su espacio de influencia. Aun así la propaganda que acompaña a todos los conflictos no puede cambiar las cosas: en cada día de combate hay algunos que -resguardados por el anonimato y la distancia- ganan dinero, en tanto otros, los más desamparados, pierden la vida o quedan lisiados y trastornados. Por ello estoy siempre a favor de la solución pacífica de controversias. Lo he practicado en más de medio siglo en el servicio diplomático. Porfió aún por la paz, como corresponde a quien ha sido propuesto al Premio Nobel de la Paz.

La crisis en Europa va a durar aún más tiempo. Abre oportunidades para América Latina. El Perú debe estar atento a proteger su economía. A propósito: ¿qué fue del avión que se mandó a construir en Ucrania?

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