¿Por qué somos tan mezquinos e ingratos con Alberto Fujimori?

Alberto Fujimori ha cumplido 85 años. Ha pagado 17 años de su vida, privado de su libertad, juzgado por delitos que lo condenaron a 25 años de prisión.

En la navidad del 2017, Fujimori fue liberado por un constitucional indulto humanitario que le concedió PPK. En octubre del 2018 una controvertida decisión del Poder Judicial anuló el indulto y Fujimori volvió a prisión. En marzo del 2022, el Tribunal Constitucional enmienda la plana al PJ y ratifica la validez del indulto, pero, la intromisión de la CIDH, con la complicidad y animadversión del gobierno de Castillo, “ordena” mantenerlo en prisión.

El odio hacia el fujimorismo ha sido construido y exacerbado con habilidad por la estrategia de comunicación de los “afectados”. Basta poner en Google el nombre de Alberto Fujimori para darse cuenta que la “narrativa” que emplean oculta y distorsiona la verdad. Lamentablemente los contenidos falaces superan largamente a los que reconocen la obra de Fujimori por nuestro país.

¿Por qué Fujimori aún no está libre? Porque el poder caviar mueve sus hilos en organismos internacionales de justicia, sesgados políticamente, atribuyéndole delitos de lesa humanidad por los cuales no ha sido juzgado, ni sentenciado. Los caviares, que simpatizan con la subversión, son los responsables de liberar a miles de terroristas que Fujimori puso en prisión.

Fujimori sigue en prisión por los comunistas insertados en la justicia peruana que, aún con sangre en el ojo, quieren verlo morir en la cárcel. Por otro lado, los rojos, infiltrados en los organismos electorales, quieren impedir que un Fujimori llegue al poder porque terminaría de erradicar los remanentes de la subversión que gobernó junto a Pedro Castillo.

Fujimori sigue en prisión porque no es santo de la devoción de miles de “feligreses” caviares que viven de la “teta” del Estado beneficiándose de millonarias asesorías y se oponen a los Fujimori porque saben que no les tiembla la mano para eliminar el gasto innecesario.

Fujimori sigue en prisión por una cofradía de periodistas, autodenominados reserva moral del Perú, que decidieron ponerse al servicio del poder de turno para oponerse a sus adversarios, orientando su odio o permisividad “desinteresadamente”.

Ante la evidencia: ¿Podemos seguir indiferentes cuando vemos al poder y la justicia ensañarse con Fujimori? Alberto Fujimori sacó adelante un país que recibió en ruinas, destruido por la subversión y la mala gestión de sus antecesores. En sólo una década, con mano firme y una nueva Constitución, logró sanear nuestra economía, disminuir la pobreza, generar empleo digno y bienestar para millones de peruanos.

Si Kuczynski, Villarán, Torres, por edad o salud, no están en la cárcel, por qué hacen diferencias con Fujimori que, teniendo 85 años y su salud resquebrajada, aún sigue en prisión.

¡FUJIMORI LIBERTAD!

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