Por una nueva generación de broadcasters
La sociedad pide una nueva generación de políticos con mayor énfasis tras el escándalo Lava Jato, que ha terminado por hundir a muchas instituciones y hacer trastabillar a la propia reserva moral de ciudadanos, generándose entre ellos desconfianza y confusión. Pero no solo necesitamos una nueva generación de políticos sino también una nueva generación de empresarios, y dentro de ellos se requieren broadcasters reinventados.
¿Qué es un broadcaster? Si acudimos a la etimología, encontramos que se trata de un término que no está en el Diccionario de la RAE, y es más bien un anglicismo que se utiliza con relación a la transmisión de señales de audio y vídeo, pero por extensión sirve para referirnos a los dueños de los medios de comunicación audiovisual, propietarios de empresas de radiodifusión o canales de televisión.
A estas alturas del partido, donde los rivales son los peruanos dignos frente a la escuadra de la corrupción, nadie con dos dedos de frente puede negar que lo que permitió que Odebrecht y sus socias peruanas se levantaran en peso los presupuestos públicos fue un sistema de corrupción hecho para facilitar el latrocinio. Lamentablemente dentro de ese sistema, en mayor o menor medida, algunos medios de comunicación también jugaron sus cartas, como en los años noventa.
En consecuencia, así como varias constructoras –hoy desnudadas desde Brasil– tuvieron que cambiar ejecutivos, hoy tiene que transparentarse cómo han actuado los broadcasters en este problema, que no nació de la noche a la mañana sino que se instaló por parte de Odebrecht en los últimos veinte años, para no ir más lejos. Por eso es necesario hacer un llamado a los broadcasters más jóvenes, a fin de que asuman un liderazgo asertivo y ético, para que no se enfoque mal el negocio del entretenimiento y así se evite caer en medio de psicosociales o sofisticados métodos para alienar al televidente, facilitando por lo bajo que otros se aprovechen del circo audiovisual con el objetivo de robarle al Perú.
Pero hay otras razones que exigen un cambio de mentalidad entre los broadcasters, al ver cómo hoy la violencia contra la mujer aumenta, cómo los delincuentes se multiplican como hongos y la criminalidad organizada se incrementa en distintos ámbitos de la sociedad. Es decir, si no se hacen cambios urgentes en los contenidos de los medios de comunicación, y si los anunciantes no son conscientes de ello, pues sencillamente seguiremos manteniendo el caldo de cultivo de los antivalores.
Además el reto lo plantea la tecnología, pues en medio de la informática ya se habla del ‘broadcast’ o cuando en internet el broadcast es conocido como ‘streaming’, sin contar otras herramientas. El caso es que las tecnologías de la información y comunicación (TIC) están obligando a los broadcasters tradicionales a renovarse para asumir un papel más ético y responsable que contribuya a generar contenidos que ayuden a la sociedad a restaurarse.
