Premio adelantado y sin garantía
En el desarrollo del Derecho Penal Premial se ha discutido ampliamente todos los beneficios y los perjuicios del mismo en torno a la prevención general, es decir, a dar respuesta al interés social y a la prevención especial, esto es, darle al individuo que ha delinquido la oportunidad de brindar información real y válida sobre los hechos como muestra de arrepentimiento y propósito de enmienda.
En ambos supuestos estamos ante la confesión sincera que puede dar lugar a un juzgamiento anticipado con el efecto de atenuar la pena, mas no eximirla, y la colaboración eficaz tratándose de grupos delincuenciales organizados en redes de difícil desmantelamiento que puede devenir en reducción de pena o en exención de la misma según la importancia de la información proporcionada.
En esencia, los dos supuestos exigen sinceridad absoluta e incondicional en el reconocimiento de los hechos delictivos y en la información proporcionada.
Si muchos hemos venido cuestionando el acuerdo entre la Fiscalía, avalada por el Ministerio de Justicia a través de su procurador público por vislumbrar una dependencia absoluta de las autoridades peruanas a lo que Odebrecht acepte dar o no dar, informar o no informar, así como a la fijación de un irrisorio monto indemnizatorio pagadero en cómodas cuotas durante quince años y a la liberación de los activos de una empresa que ha quebrado la moral en el Perú en todas las instancias de gobierno, concediéndole la facultad de vender lo que todavía puede vender en el país, así como a seguir operando como si nada hubiera pasado.
Es que si Odebrecht liquidaba sus activos vinculados a los contratos en los que reconocía responsabilidad penal y podía mantener fuera de control a las demás obras, su interés en dar información se relajaría y podía “administrar” las investigaciones del equipo Lava Jato en el país, hasta que no tuviera activos a su nombre o hasta que se declarara en quiebra o solicitara un procedimiento de reestructuración empresarial para no pagarle nada a nadie, ni siquiera al Estado.
Al descubrirse que Odebrecht le tomó el pelo a nuestros fiscales con la investigación realizada por el periodismo ecuatoriano, muchos inocentones han salido a decir que en el acuerdo se incluyó la responsabilidad de Odebrecht de seguir brindando información sobre nuevos hechos.
¿Qué nuevos hechos si tenía que informar sobre todos? Lo cierto es que la empresa mintió pero ya recibió el premio por adelantado. Los fiscales están desarmados.