Premio a la mediocridad
Es un escándalo monumental que la cuestionada exministra de Salud Rosa Gutiérrez haya sido nombrada por el Gobierno de Dina Boluarte como presidenta ejecutiva de EsSalud. Gutiérrez, como bien recordará el lector, dimitió durante su presentación en el Congreso antes de que fuera censurada por su paupérrima gestión de la epidemia del dengue. La flamante jefa de EsSalud carga sobre sus espaldas la muerte de más de 200 peruanos por una enfermedad que no tendría por qué ser mortal si se atiende a tiempo.
Sin embargo, en vez de preocuparse en la emergencia, Rosa Gutiérrez, según reveló la periodista Graciela Villasís, se ausentó del cargo por unos 15 días para someterse a una lipoescultura. Así como lo lee. Esta indolencia solo es superada por su maestro y guía, Martín Vizcarra, quien se vacunó con sueros chinos mientras miles de peruanos perecían como moscas por su nefasto manejo de la pandemia de la covid-19.
A pesar de su mediocridad, Rosa Gutiérrez fue premiada por la Administración de Boluarte con el máximo puesto en el Seguro Social del Perú, que cuenta con más de 11 millones de afiliados. ¿Qué tanto le debe el Ejecutivo a esta incompetente? Se especulan dos razones: se trata del rezago del poder que aún mantiene Vizcarra o que ha sido puesta en EsSalud para ocuparse del entuerto por el irregular pago de 41 millones de soles a la empresa Aionia, en donde estaría involucrado el premier Alberto Otárola.
Lo real es que el Gobierno de Dina repite las malas mañas que vimos en el del golpista exmandatario Pedro Castillo. En aquel tenebroso periodo, los altos funcionarios públicos parecían haber sido recogidos de cualquier penal común. Además, si el Congreso osaba en censurar a cualquier ministro, este era, inmediatamente después, colocado en otro puesto en el Estado. Esto ocurrió, por ejemplo, con la hoy encarcelada Betssy Chávez, quien, luego de ser destituida como ministra de Trabajo, llegó al premierato de la mano del orate Aníbal Torres, que también tendría que estar tras las rejas por el golpe de Estado del 7 de diciembre.
Esta pésima decisión del Ejecutivo solo abona en su rechazo. Incluso, ha conseguido que legisladores de diferentes bancadas -de derecha e izquierda- se unan en un comunicado para exigir la renuncia de Rosa Gutiérrez. Insultar a la ciudadanía con este nombramiento es peligrosísimo cuando hay incertidumbre acerca de la violencia que podría registrarse en la mal llamada ‘Tercera Toma de Lima’. Hay que ser muy torpe para dispararse a los pies en esta coyuntura.
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