Preparémonos para la guerra
Cuatro largos días le tomó al todavía presidente Castillo conformar su tan cacareado cuarto “gabinete recompuesto”. En rigor, el mismo presidido por el incorregible Valer, con apenas 6 nuevos ministros de los dieciocho que lo integran. La novedad está en el premier: el chotano Aníbal Torres Vásquez. Hombre inteligente, profesional reputado, político recién estrenado en los vericuetos del poder, ideológicamente de izquierdas y con un temperamento infumable para el cargo. Considerando el grave momento por el que viene atravesando la patria, pareciese que Torres busca privilegiar su relación con Pedro Castillo, antes que hallar alguna salida democrática –no ligada a los dictados de Cuba y Venezuela- para el enorme caos desatado por un mandatario que reconoce no saber gobernar, agregándole así más dificultades a la vida, salud y patrimonio de 32 millones de peruanos.
Por cierto, eso que pomposamente anunciara Castillo mediante comunicado ofreciendo “un gabinete más participativo (¿?) y de ancha base” fue otra mentira más del todavía mandatario. Y respecto a lo que escribió, o más bien lo que le escribieron, en ese mismo mensaje respecto a que existen “intentos golpistas para promover una vacancia”, las evidencias señalan todo lo contrario. Es el mismo Castillo quien busca –esta vez desesperadamente- que lo vaquen. Veamos. En primer término volvió a engañar al país con aquello del “gabinete de ancha base”. ¡Todo lo contrario! Es más de lo mismo. Aunque aderezado con una vocería bastante más encrespada y, sobre todo, más confrontadora que la de los tres gabinetes que la preceden. Porque la presencia del doctor Torres Vásquez –cuya enjundia no la utiliza precisamente para concertar, sino para crispar los ánimos- es hoy un trapo rojo para el poder Legislativo. Su cerrada defensa al defenestrado –por la opinión pública- ex premier Héctor Valer, y su respaldo a ministros impresentables como Barranzuela, Béjar, Gallardo o Maraví, complican en demasía una relación armónica con la oposición.
En consecuencia lo único que garantizaría el gabinete Vásquez es prolongar la agonía nacional, aún cuando ahora ya quede escaso margen para seguir estirando la cuerda. ¿Optará Castillo por acelerar esta crisis, siguiendo al pie de la letra el manual marxista que demanda destruir todo rastro del Estado anterior para agudizar el malestar social, responsabilizando a “la derecha” por el hambre, el desempleo y la desesperación de la gente (generados adrede durante los siete meses de desgobierno), para luego romper las arcas fiscales e inundar las capas poblacionales más pobres con dinero cada día más devaluado, regalándoles subsidios por cualquier motivo? ¿Insistirá en polarizar al país y en victimizarse, alegando “la derecha no me deja gobernar y quiere vacarme”; cuando por propia boca de Castillo él mismo ha confesado “no sé gobernar” y además, hace lo indecible por continuar cometiendo graves errores –e ignorar los delitos en los que ya ha incurrido, y que se encuentran debidamente escrutados por los congresistas que blindan a la Democracia y el Estado de Derecho? Lo más probable es que ocurran ambos escenarios. Para lo cual Castillo habría ensamblado este “gabinete de choque”.
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