Presidenta Boluarte no caiga en el juego de Castillo: no se victimice
“¿Acaso porque soy mujer y vengo de los Andes me tienen cólera, envidia?”, fue lo dicho por la presidenta de la República Dina Boluarte, en declaraciones a la prensa el pasado 3 de mayo, respondiendo a las críticas que recibe por parte principalmente de la izquierda peruana que no le perdona tras el autogolpe de Pedro Castillo, no haber renunciado a su cargo de vicepresidenta y forzar el adelanto de elecciones generales para elegir nuevas autoridades, sumado al manejo del estallido social desatado después de la ruptura del Orden Constitucional con lamentable saldo de muertos y heridos que se ha abordado en el último informe de la CIDH, que puede discutirse de sesgado o no, pero debe propiciar la celeridad en los procesos de investigación por parte del Ministerio Público y el Poder Judicial sin ningún tipo de interferencia, como obligan los Tratados Internacionales de Derechos Humanos a los que está adscrito el Perú como Estado Parte.
Pero volviendo al punto de las declaraciones de la actual mandataria, desde esta modesta columna y con todo respeto, me permito hacerle una invocación, no haga caso de los asesores que le recomiendan victimizarse por su condición de mujer y de origen provinciano, cuando deba salir al frente de las críticas o crisis políticas que no faltan en toda gestión, éstas vendrán de tirios y troyanos, usted está sometida al escrutinio público, a una periódica rendición de cuentas por sus actos de gobierno, no es un tema de rechazo, de discriminación a su persona por ser mujer, usted ya se había desempeñado como ministra de Estado y vicepresidenta de la República y antes en su vida profesional como funcionaria del Reniec, oficios y cargos a los que para llegar, no dudo habrá tenido que sortear brechas de género, pero en el actual escenario, los ciudadanos queremos y necesitamos ver a una jefa del Estado empoderada, que conoce del alcance de sus funciones y responsabilidades del alto cargo que desempeña.
Evadir respuestas o apelar a la estrategia del golpista Pedro Castillo que se la pasó lloriqueando en sus actividades públicas y declaraciones a la prensa, como aquella de agosto del año pasado en San Martín: "No les gusta que un chacrero esté en Palacio, no les gusta que un campesino esté en Palacio" y así por el estilo, para lo único que sirvió fue para enfrentarnos como peruanos, sembrar odio, vernos no como el Estado Unitario que somos, sino que llamaba al resentimiento de los pobladores según sus lugares de origen, metía en su subconsciente que los de la costa o la capital del país se sentían con mayores derechos que ellos y que él era el abanderado que no lo permitiría y que por ser provinciano querían sacarlo del poder, cuando como ya vemos, él mismo fue quien se hizo el harakiri con el autogolpe.
No caiga usted en el mismo juego, es cansado y peligroso.
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