Presidente Bolsonaro, los peruanos indignados
Por fortuna todavía existen políticos bien intencionados y sensatos que defienden al país y la dignidad de los peruanos. Es el caso del congresista Roberto Vieira, quien hace apenas 72 horas en una entrevista realizada en ATV por la destacada periodista Milagros Leiva, planteó una movilización ciudadana hacia la embajada de Brasil, en Lima, haciendo eco del clamor de miles de personas honorables que jamás estuvieron en ninguno de los bandos de Odebrecht, sean estos de izquierda o derecha.
¿Por qué hacia la embajada de Brasil? Por muchas razones, pues por más que se diga que la Fiscalía y la judicatura de ambas naciones son autónomas, por principio y definición, ello no es óbice para saber que la corrupción de Odebrecht ha trascendido al foro judicial al punto de comprometer delicados asuntos de Estado. Y quien diga que no, la verdad es que no es de este mundo.
Asimismo, hasta ahora ni Brasil ni Odebrecht le han brindado satisfacciones ni las disculpas al Perú por todo el daño causado a sus habitantes, más de 32 millones de peruanos que hemos sido defraudados bajo la complicidad de políticos nativos que, siendo gobierno u oposición, nunca levantaron el dedo fiscalizador, y menos acusador, contra una de las constructoras más mafiosas del orbe, que se paseaba en Perú como Pedro en su casa y que continúa haciéndolo.
En ese contexto aparece un nuevo presidente en Brasil, Jair Bolsonaro, quien dice voltear la página de los gobiernos inmorales de Lula da Silva y Dilma Rousseff, protagonistas del Foro de Sao Paulo, otrora meca de los zurdos latinoamericanos, y no solo eso sino que Bolsonaro podría ser determinante para que Odebrecht revele toda la verdad de su accionar delictivo dentro y fuera del país de la samba.
Entonces es inútil negar la correlación de hechos y asuntos de Estado, los que sin invadir las esferas de las investigaciones fiscales y los procesos judiciales deberían tocarse firmemente en el caso Lava Jato por parte de los presidentes Martín Vizcarra y Jair Bolsonaro, puesto que ya no caben ambigüedades ni subterfugios: o se está contra la corrupción o sencillamente se es cómplice de las constructoras corruptoras y de los políticos que le siguieron el amén.
En consecuencia, ante la embajada de Brasil, la gente tiene que decir lo que piensa y mostrar su incomodidad en un recinto que sirvió a los enjuagues y lobbies de Odebrecht, sede donde concurrieron no solo los CEO de dicha constructora sino también políticos, empresarios, diplomáticos, periodistas, etc., que facilitaron, con sus acciones u omisiones, los robos más descarados a los pobres del Perú, vía licitaciones, adendas y arbitrajes amañados que la Fiscalía de Brasil y Perú todavía no destapan del todo. Por eso en Miraflores, como en julio de 1974, cuando se protestó contra Velasco y la prensa parametrada, el jueves 17 a las 5 pm los peruanos defenderán su dignidad.
@RRomeroVISTO