Presidente Boluarte: ¡expectore ya al Gallo Zamora!
Carlos Rafael Zamora Rodríguez, alias “Gallo Zamora”, llegó al Perú como embajador de Cuba en diciembre de 2021, junto con su esposa Maura Juanperez, también integrante de los servicios secretos cubanos. Ambos están señalados como agentes de inteligencia con larga trayectoria en tramas diplomáticas y/o encubiertas en América Latina. Él presentó credenciales diplomáticas ante Pedro Castillo. Su presencia acá sigue generando controversias, particularmente respecto a actividades no registradas con entidades estatales y/o vínculos con grupos políticos y sociales ligados al extremismo regional.
Zamora Rodríguez está identificado como un alto funcionario del aparato de inteligencia cubano, con experiencia en Nicaragua, Venezuela y países africanos. Su rol como embajador suele ir más allá de lo protocolar, atribuyéndosele las coordinaciones con partidos políticos ligados a movimientos extremistas y/o con ONG afines al comunismo. Su destreza consiste en orquestar movimientos subversivos, protestas sociales, incluso golpes de Estado, desde organizaciones encubiertas como brigadas médicas, campañas alfabetizadoras, asistencia técnica, redes de intelectuales; fuera de un desenfrenado activismo político y diferentes fórmulas de “colaboración” en los países donde se desempeña.
Durante la pandemia, Martín Vizcarra pactó la venida de diez mil médicos y enfermeros cubanos, “para que colaboren, incluso en forma gratuita, en la atención a los enfermos de COVID.” Nunca se supo la cifra exacta de “médicos” cubanos que ingresaron al país, supuestamente para realizar trabajos de “capacitación” en medicina general. Las condiciones del “contrato” especificaban que los profesionales no recibirían salario ni estarían en planilla estatal. Solo obtendrían dinero para manutención (alojamiento, alimentación, movilidad), que en 2014 era de 5,000 soles mensuales. Lo sospechoso es que “tampoco necesitaban colegiatura profesional para desempeñar sus labores de asesoría”. Supuestamente su presencia era regulada por la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI). Es decir, total falta de transparencia: desde el número real de profesionales, sus funciones específicas, los resultados de su labor y su obvia cercanía a la embajada cubana. Además, claro, de su participación como agitadores en protestas políticas afines a las izquierdas, y del hecho de que nuestros gremios médicos cuestionaban que se les permitiera ejercer sin colegiatura, vulnerando las normas vigentes sobre esta delicada profesión.
Media década después, el peruano no solo ha olvidado este peligrosísimo episodio de infiltración política e ideológica, sino que silenciosamente continúa soportando sus efectos.
Varios reportajes precisan que clínicas —y “médicos”— cubanos (que laboran como “profesionales extranjeros” con número de colegiatura de médicos locales) continúan trabajando informalmente sin problema. La propia presencia de “médicos” cubanos sin colegiatura constituye una flagrante violación territorial, permitiéndoseles, además, que lo hagan indefinidamente fuera del marco legal, dado que no existe registro de su salida del país.
Coincidentemente, desde el año 2021 el Perú soporta oleadas sanguinarias de “protestas” sociales. Aunque no existe evidencia que vincule a médicos cubanos con el azuzamiento de aquello, sí se ha denunciado la presencia de “extranjeros no identificados” en disturbios ocurridos donde antes hubo, precisamente, presencia de “médicos” cubanos.
¿Hasta cuándo seguirá operando la mafia cubana en el Perú, bajo fachadas médicas, educativas, culturales, etc.? Presidente Boluarte, expúlsela ¡YA!, junto al embajador cubano.
Mira más contenidos en Facebook, X, Instagram, LinkedIn, YouTube, TikTok y en nuestros canales de difusión de WhatsApp y de Telegram para recibir las noticias del momento.