Presidente designado

Me niego a llamar presidente o presidente electo a quien han proclamado ganador de las elecciones y recientemente gobierna nuestro país. Respeto a quienes discrepen conmigo. Para mí, el señor Castillo es sólo un presidente designado por los organismos electorales que, mostrando mucha prepotencia y poca transparencia, ningunearon la voluntad del pueblo. Más de la mitad de los peruanos que exigimos se investiguen las denuncias por presuntas irregularidades, no hemos sido escuchados por quienes validaron un proceso que ha dejado muchas dudas.
En las dos primeras semanas de gobierno se ha improvisado mucho. Marchas y contramarchas. Nombramientos y destituciones. La informalidad ha tomado el control del gobierno. Hay un presidente designado que recién ha comenzado a despachar en palacio y otro presidente en la sombra, con mucho poder, que hace, deshace y lo dejan hacer. No estoy seguro si es una lucha de poderes o una suma malévola de fuerzas que, aparentando lucir antagónicas, apuntan al mismo objetivo: perpetuarse en el poder.
Estamos frente a un gobierno que tiene dos cabezas para solo un sombrero. Un sombrero que muestra poco respeto a las normas vigentes, pretendiendo imponernos a personajes de dudosa reputación, que no cumplen con el perfil profesional para ocupar los puestos más importantes de la administración pública. Incluyendo a acusados de participar en un oscuro financiamiento de su campaña.
Este mismo sombrero se ha propuesto dejar sin luz los reflectores de la prensa que, al mantenerla alejada, sólo puede mostrar lo que su gobierno quiere que veamos.
Somos testigos de la prepotencia con la que quieren imponer el modelo de las rondas campesinas en las ciudades, sabiendo que la solución a la seguridad no se logrará debilitando a nuestra policía, ya sea compartiendo su autoridad o reemplazándola.
También hemos protestado ante el perverso gesto de exponer la dignidad de los miembros de nuestras fuerzas armadas a rendir honores a autoridades supuestamente identificadas con la subversión o vinculadas al narcotráfico.
El 80 % de los peruanos, que no votamos a favor de un gobierno comunista, nos rebelamos y marchamos indignados en todo el Perú ante el riesgo inminente que esas políticas sean implementadas en los próximos meses del gobierno de Pedro Castillo. La improvisación, la mediocridad, la incapacidad y la prepotencia nos hacen caminar por un sendero que nos puede llevar al abismo.
El Congreso ha presentado una iniciativa para crear una Comisión que investigue el último proceso electoral. Se sospecha que han llegado al poder valiéndose de triquiñuelas organizadas en las elecciones. Keiko Fujimori ha tenido el gesto democrático de aceptar lo impuesto, pero no significa que los demócratas nos hayamos resignado a los resultados, ni al presidente designado.
Seguiremos exigiendo la verdad. ¡No nos vamos a rendir!

Para más información, adquiere nuestra versión impresa o suscríbete a nuestra versión digital AQUÍ.

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.