Promoviendo a los promotores
En los Juegos Olímpicos se repartieron más de mil medallas. Setenta países recibieron por lo menos una presea. El Perú ni una sola. El deporte es cultura, en razón de que genera nexo entre personas de distintas ideologías, tendencias políticas, y hasta de diferentes niveles educativos superando intolerancia y discriminación. Todo ello que hace falta hoy en el Perú
De qué sirvieron gastar más de mil millones en los Panamericanos, o tener un Ministerio de Cultura con cerca de mil quinientos empleados, si no logramos destacar en deporte como tampoco en superar diferencias internas, ni mostrar logros internacionales.
En cultura y representación en el exterior hay aún mucho que hacer. No es solo promocionar ruinas, una bebida alcohólica, gastronomía o un baile folclórico. Hoy es importante promover la imagen de un país de hombres y mujeres de prestigio internacional.
En algún momento de nuestra historia la Cancillería se denominó Ministerio de Relaciones Exteriores e Instrucción Pública. El Perú necesita hoy más que nunca apoyar a los peruanos que se esfuerzan por mantenerse competitivos y contribuir a la comunidad internacional con actividades mayormente reconocidas en diversos países. Tenemos excelentes científicos, médicos y profesionales de diversa índole.
He recibido la noticia de que nuestra embajada en La Haya realizó un concurso entre jóvenes peruanos sobre la historia de nuestro país. El premio para los concursantes fueron libros. Loable iniciativa.
Los libros que pueden suscitar mayor interés son los que recuerdan historias relacionadas al tema migratorio. Recientemente apareció una obra muy valiosa del reconocido escritor Santiago Roncagliolo titulada “Y líbranos del mal”. Recordemos la novela “La Hora Azul” de Alonso Cueto, que ya se encuentra incluso traducida al alemán. En tanto hay novelas de peruanos como “Intalnire in Paradis” publicada en Europa que aún no se publicó en español.
La iniciativa vargasllosana de Hay Festival, podría trasladarse también, de modo itinerante, a alguna capital europea o de otro continente, para convocar a nuestros escritores –algunos importantes viven en el exterior- y promover a los promotores de la literatura peruana.
En algún momento de nuestra historia la Cancillería se denominó Ministerio de Relaciones Exteriores e Instrucción Pública. Es reconfortante constatar un nuevo interés por la cultura, al reabrirse la Biblioteca de Torre Tagle. Otro paso en este sentido sería el crear un Fondo Editorial –similar al que tiene el Congreso- el que podría poner al alcance las obras de mayor interés para los peruanos que vivimos en el exterior, y que nos recuerden historias de nuestros héroes universales. Un paso importante en este contexto ha sido el nombramiento del reconocido intelectual Eduardo González como Agregado Cultural en Madrid.
Apoyar a los peruanos en el exterior es una inversión necesaria. No solo por las remesas que envían y que permiten inyectar recursos obtenidos en el exterior a nuestra economía, sino en razón de que la preparación que reciben a nivel internacional los hace aptos para ocupar los más altos cargos en el sector público, como en el privado.
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