Propaganda y autopropaganda
La propaganda es el acto de divulgar información y también ideas, opiniones u “objetivos” políticos, religiosos, comerciales o de otra índole dirigida al público para que “crea” o piense en lo que se le transmite o expone para influir en su actitud presentándole solo el lado o aspecto que “interesa” de la propaganda. Para el efecto suelen utilizar los medios de difusión periodística: diarios, revistas, radio y televisión. Es persistente. Si la intención es promover la “credibilidad” podría ser publicidad. La propaganda y la publicidad generalmente son utilizados para fines comerciales.
Hay personas y “personajes” que utilizan medios publicitarios para hacerse propaganda ellos mismos, sea para que los conozcan, se popularicen y les “crean”. Generalmente es usado en los mundos artísticos, deportivos y políticos. Es permanente en los medios de difusión periodística y se esmeran en que “aparezcan” sus nombres, actos, oficios u “ocupaciones” y que se “transmita” sus fotografías. ¡Será un éxito para ellos! En las últimas décadas se ha incrementado notablemente la autopropaganda; ha llegado hasta a magistrados.
Con motivo de la corrupción de las altas autoridades de los Poderes Ejecutivo y Legislativo y de “ciertos empresarios”, los medios periodísticos en general transmiten los nombres y actos de los envueltos en la corrupción. Estos vienen de lustros y los encargados de investigar y/o procesar judicialmente a los corruptos, han evidenciado que usan la autopropaganda periodística (diarios, revistas, radio y televisión) para que consideren que sus nombres y rostros son “populares”.
Lamentablemente dichos “personajes” no han apuntado bien en sus obligaciones de magistrados investigadores de corruptos. Ya ha comenzado a explotar que la autopropanga era una pantalla, pues la opinión pública ha empezado a ser informada que, no obstante, a que ellos han demorado años en “investigaciones” y viajes, hasta la fecha no han concretado que se sancione legal y/o penalmente a los principales corruptos. Más aun, hay jueces que no han aceptado algunas acusaciones a los “investigadores” (que actúan legalmente en equipo).
Se ha informado que uno de “esos” magistrados encargados de investigar ha citado bajo apercibimiento como testigos a muertos. Aún no se conoce qué harán los investigadores: ¿ordenarán que los detengan en el cementerio a los fallecidos? O ¿harán un interrogatorio virtual si los encuentran en algún lugar del Oriente Eterno (cielo, purgatorio o infierno)?
Se les ha caído el cielo a los magistrados “investigadores” autopropagandizados.
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