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Proteste vehementemente, amable lector

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Fecha Publicación: 01/05/2022 - 23:00
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En caso existiesen algunos escépticos sobre al asunto de la “incapacidad moral para gobernar” que dispone la Constitución, el viernes el Tribunal Constitucional TC les ha dado una lección para sacarlos de su, muy probablemente, voluntario error usado como justificación espuria para evitar que el Congreso del Perú disponga la vacancia de un sujeto permanentemente descalificado, en lo moral, etc., para dirigir el destino de los peruanos. El artículo de la Constitución vigente, referido a este aspecto, es el 113, inciso 2do.

Viene de la Carta de 1835 y obedece, según el reputado constitucionalista Aníbal Quiroga León, “a la necesidad institucional de que, en circunstancias especialmente graves para la comunidad pueda declararse el impedimento para que el presidente de la República continúe en el ejercicio del cargo hasta finalizar su mandato.”

Como sería mantener de mandatario a un individuo llamado Pedro Castillo, que está investigado por el Ministerio Público por actos de corrupción; por más que dicha investigación esté ‘suspendida’ por orden de una sesgada ex Fiscal de la Nación.

¡La justificación constitucional es irrebatible! Una nación que se respete a sí misma jamás podría permitir que, por incapacidad moral, un individuo, siquiera sospechoso de no ser idóneo para ejercer cualquier función pública -es el caso del tal Castillo-, sea el jefe de Estado. Existen irrefutables pruebas que lo involucran en ello presentadas por la prensa. Aunque una Fiscalía tan parcializada al poder político como la actual, no se atreve a validarlas. Por tanto, este criterio abstracto deben resolverlo en solitario los congresistas, como integrantes del primer poder del Estado, para declarar la idoneidad o la incapacidad de cualquier presidente para dirigir las riendas del Estado.

El cáncer de la corrupción ha hecho metástasis a niveles astrales. Es evidente que el régimen comunista ha echado mano al presupuesto nacional para comprar conciencias de parlamentarios venales en “partidos” dizque democráticos, como Acción Popular, Alianza para el Progreso y/o Podemos Perú. Lo hace como cortafuego para amainar la ira que debe sentir todo legislador que, a sola vista, aprecie que quien funge de jefe de Estado es un polichinela de un condenado por la justicia que perpetró actos de corrupción, llamado Vladimir Cerrón.

Y que, además, el partido que lo llevase a la primera magistratura viene siendo investigado, ¡en calidad de banda criminal! ¡Tanto por la Fiscalía como por el poder Judicial!

Si estas no son razones suficientes para gatillar la indignación de todos los parlamentarios que no pertenezcan al partido comunista, irónicamente llamado ahora Perú “Libre” (siendo la palabra “libertad” vocablo ausente en los fueros marxistas), entonces la única causa por la cual los legisladores de los mencionados partidos votaron en DOS OPORTUNIDADES contra la vacancia de Castillo por su “permanente incapacidad moral para gobernar”, fue porque recibieron prebendas oficialistas.

¡No hay otra razón! A menos que se trate de gente mentalmente minusválida. Lo que, es cierto, podría justificarse en determinados casos.

¡La vacancia de Castillo es indispensable para salvar al Perú! Todos debemos exigir al Congreso que la apruebe ¡ya! ¡Demándelo vehementemente, amable lector!

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