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Puertas giratorias y legitimidad…

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Fecha Publicación: 23/04/2025 - 22:50
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Es un gran peligro para la democracia el gran distanciamiento entre la población y sus gobernantes, así como su incredulidad en un sistema de justicia que considera ineficaz y líderes políticos a los que califica de la peor manera. Tan pobre debe ser la sintonía entre los políticos, funcionarios públicos, fiscales, jueces y todos los demás que integran la estructura de poder estatal con la población, que, de acuerdo a las últimas encuestas, el Ejecutivo y el Legislativo no alcanzan ni el cinco por ciento de la aprobación y confianza ciudadana, mientras que el sistema de justicia en su conjunto es desaprobado por más del noventa y dos por ciento de la población.
Lo curioso es que estamos viviendo una paradoja: nuestra economía en el ámbito macro viene sólida y con mucha proyección hacia un crecimiento sostenido, al mínimo tal vez por las circunstancias globales, pero crece; mientras que la microeconomía, en donde los bolsillos son constantemente golpeados, la situación no es del todo boyante y los niveles de pobreza no se mueven a la baja, sino al incremento porque el mercado se ve desbordado por la demanda laboral de la nueva generación que ingresa al segmento económicamente activo.
Teniendo una sólida estructura macroeconómica con un débil reflejo microeconómico, el crecimiento económico se ha visto frenado, tanto a nivel de emprendedores como en el marco de la pequeña y mediana empresa, por la acción de bandas criminales organizadas que han impuesto cupos que deben pagarse porque la vida individual y familiar es eliminada por sicarios cuando alguien se niega a sus imposiciones. El Estado no aparece para proteger a su población que, además de los cupos a los extorsionadores, tiene que pagar sus tributos con los cuales el Estado debería sufragar los costos de la seguridad y la paz de todos los habitantes del país.
En medio de esta ola criminal organizada y altamente rentable, la corrupción campea por todos lados, llevándose cada año más de veintitrés mil millones de soles, de modo que no es arriesgado presumir que la inclinación de las autoridades hacia la corrupción las hace fácil presa del crimen organizado que ya cuenta con un poder económico gigantesco.
El sistema de justicia también es percibido como un trapo agujereado por donde los corruptos, los criminales y los ladrones del más alto nivel estatal buscan impunidad y manipulan investigaciones por años sin fin, pero trabajando desde ya sus rutas de escape, de fuga: la policía culpa a los fiscales, éstos a la policía, los jueces a los fiscales, y en ese toma que te doy la población está sola.
Si vemos nuestro escenario político, allí están los mismos que han ido de partido en partido, han ejercido el poder, han usufructuado del mismo y son, por tanto, culpables del actual desmadre y, sin embargo, son los que nos hablan de soluciones con una autoridad moral y funcional que nunca demostraron tener. Los nuevos no han hecho la diferencia.

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