Putin y la Tercera Guerra Mundial
Una vez que consiguió formalmente la abrumadora victoria electoral en Rusia –estaba decantada–, Vladimir Putin, con alma y cuerpo empoderados para seguir al frente del país hasta el 2030, y sabe Dios por cuantos años más, no tardó en soltar la idea de una eventual Tercera Guerra Mundial. Putin se las sabe todas y eso debemos reconocerlo. Maneja con envidiable dominio y astucia, las reglas del poder. Una de ellas dice que una vez obtenido un resultado favorable conviene dar a conocer el poder que se cuenta por dicha victoria. Por eso conviene visibilizarlo en el lugar y el momento adecuados y su triunfo electoral lo fue. En ese marco, y en medio de la guerra de Rusia contra Ucrania, Putin no tuvo mejor idea que lanzar una amenaza internacional, al dejar entrever que, ante la eventual intervención de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Ucrania para apoyarla contra Moscú, la inminencia de una nueva guerra planetaria no resultaría descabellada. Seguramente si el escenario ruso en la guerra con Ucrania, hubiera sido adverso, es probable que fuerzas endógenas habrían neutralizado en el acto a Putin, seguramente debilitado, pero nada de eso ha pasado. Putin por su ciclópea amenaza, consigue su objetivo, es decir, infundir miedo en la comunidad internacional, haciéndole creer que una guerra mundial, sería una posibilidad cada vez más cercana.
Lo único cierto y serio es que Putin –repito– amenaza a los países de la OTAN que se refugian en su seno, ante la eventualidad de un ataque por reacción a manos de Rusia. En ese contexto, mirando el estado actual de las cuestiones de la guerra contra Ucrania, la verdad es que no veo a Moscú, sancionada económicamente por donde se lo mire a este país, que decida involucrarse en un conflicto más abierto con Europa o con Estados Unidos. No solamente no lo veo porque podría poner en riesgo lo que hasta ahora ha conseguido –la región del Donbás (incluye a las provincias separatistas de Donetsk y Lugansk, que un día antes de invadir Ucrania, el presidente ruso audazmente las reconoció en acto unilateral como republicas independientes), y la península de Crimea que está bajo su dominio de facto desde 2014 en que fue anexada por Moscú-, si no, por el destino de la sociedad internacional o si prefiere, el destino de la especie humana, estaría en el umbral de la extinción si se desatara la guerra. Dice bien Putin al afirmar que a nadie convendría una tercera guerra mundial, comenzando por Rusia. Sin duda, sus expresiones en medio de los festejos por la victoria electoral conseguida, que para muchos se trata de unas elecciones teatralizadas porque su derrota no era un presupuesto a considerar, han sido el mejor contexto para advertir a occidente de una guerra ciclópea inquietando al mundo, pero nada más que eso.
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