ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Qatar: mi primer encuentro con el mundo oriental

Imagen
Fecha Publicación: 10/09/2024 - 22:00
Escucha esta nota

Visito Doha (Qatar), mi primer destino camino a Indonesia. Aunque la organización social aún destina a la mujer un rol secundario en su comportamiento y manejo de lo público (50% de ellas trabaja pero bajo tutela del marido o el padre), encontramos una sociedad de avanzada en orden, seguridad, tecnología, innovación, educación, salud, transporte público e infraestructura básica; en fin, servicios públicos que no tienen nada que envidiar al primer mundo. ¿De qué hablamos? El primer mundo está acá. Les cuento además que Oriente volvió para quedarse. No en vano trajeron al mundo las ciencias, las matemáticas y la astrología, principios sobre los cuales Occidente construyó sus imperios, creyéndose “dueño” del mundo, para luego tener que liberarlos por instinto de sobrevivencia, dando origen a eso que hoy llamamos globalización.
Doha nos seduce como un lugar de ensueño. El calor nos mata a más de 35 grados centígrados. Imposible caminar por la calle durante el día. Pero transporte y espacios públicos tienen perfectas condiciones climáticas para permitirnos sobrevivir. Tres líneas de metro de última generación recorren una ciudad de poco más de 132 km2. El desierto no ha impedido a los qataríes conquistarlo. La desalinización es un protocolo normal, y la inversión pública que hoy permite los dividendos que da la exportación de petróleo y sus derivados logró resultados increíbles en menos de 70 años.
Lo cierto es que más que discutir sobre su organización política y religiosa, resulta mucho más interesante, en esta primera columna que escribiré las próximas cinco semanas desde el sudeste asiático, resaltar los resultados de una gestión pública y de gobierno que han convertido a Qatar en una verdadera perla del mundo moderno, coronándose con la organización de un mundial de futbol que todos recordamos por el genial triunfo de Argentina sobre Francia. ¡Althana’ Misi! (¡Alabado Messi!).
Basta visitar el Museo o la Biblioteca Nacional de Qatar, andar por las tres líneas de metro con una sola tarjeta que tiene un costo de seis soles para todo el día, recorrer el antiguo y el nuevo puerto, Al Corniche y Souq Waqif, para darnos cuenta de que la inversión pública que viene realizando el gobierno qatarí está logrando resultados concretos, en especial aquella destinada a infraestructura básica en conectividad, salud y educación.
Ver a estudiantes de múltiples lenguas y culturas utilizar esa hermosa Biblioteca pública con una arquitectura digna de los dioses, que está pensada en modo usuario, como todos los servicios públicos puestos a disposición de los ciudadanos, nos permite imaginar que sí es posible hacer transformación social sin simulacros electoreros o ficciones gubernamentales.
Qatar nos deja una grata sensación, pero en especial un sabor a una realidad social distinta que conmueve, que trastorna, que reta, que motiva a poner en acción planes reales de transformación social en el Perú, que no se limiten a quedarse en un papel como hitos de un sueño que jamás se harán realidad. El líder qatarí no solo reina sino que también gobierna, con visión de futuro, trascendencia, globalización y desarrollo sostenible y sustentable. ¿Qué impide a los peruanos replicar una experiencia de esta magnitud?

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookXInstagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.