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¿QEPD el pusilánime centroderecha?

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Fecha Publicación: 09/10/2020 - 22:00
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Vientos de fronda azotan palacio, con su inquilino Vizcarra aún adentro. La torpeza de la elite social, académica y financiera, sumada al totalitarismo de la progresía marxista -enquistada tras este gobierno y su prensa venal- mantuvieron a Martín Vizcarra como jefe de Estado. Sin embargo hoy es un auténtico cadáver político. Sin partido, bancada ni estructura de verdadero poder detrás suyo. Salvo aquel poder fáctico que, sin gozar de apoyo popular, aún se empeña en manipularle. Hablamos entonces de un régimen acabado, que entona el canto del cisne ad portas de un proceso electoral que pudiese conducir el Perú al desastre. Empezando porque si triunfase la izquierda, pretenderá convocar a referéndum para cambiar la Constitución al más puro estilo de Venezuela. Restan tan sólo seis meses para los comicios, y la llamada clase pensante peruana sigue tejiendo crochet, alucinando que Dios es peruano. Pues, lamentablemente, Dios está preocupado por otros menesteres. En consecuencia, lo que pudiera venírsenos encima es la noche, estimado lector. Así de dramático. Ahora es poco lo que podemos hacer para detener este putch de la izquierda chavista y lulista que dirige el siniestro Foro de Sao Paulo, decidido a reconquistar Latinoamérica lograda la consolidación de Maduro, el triunfo socialista en Argentina, la convulsión violenta en Chile, el avance de Correa en Ecuador, la izquierda peruana gobernando sin ganar elección alguna, etc. La responsabilidad en ello del centro y la derecha peruana es repudiable. Acobardada como jamás imaginarían sus mentores ha abandonado la tarea de defender principios antes que sandeces, víctima de sus demonios y muy lejos de sus ideales. Hace pocos días se cumplieron 52 años del golpe de Estado militar que diera el socialismo liderado por un general del Ejército apellidado Velasco. Como consecuencia, vino el colapso económico y la destrucción de la democracia. Costó décadas de esfuerzo recuperar el país. Al final triunfaría el centro derecha peruano. Sin embargo, ahora yace acorralado por la ladina progresía marxista.

¿Qué pudo ocurrir? Lo que siempre sucede en países como el nuestro, donde prima la pusilanimidad, la comodidad y el cabildeo, frente el arrebato y la vocinglera amenaza de una izquierda tan desprestigiada como la local, repleta de corrupción. Empezando por Ollanta Humala, Susana Villarán, Yehude Simon, por citar a unos pocos para no llenar esta columna de más nombres ingratos. Ocurrió que, aburguesado por la buena vida, el centroderecha se durmió en sus laureles endosándole su grey al progresismo, alucinando que de esa manera compraría alguna póliza de seguros para proteger su patrimonio. Pero naif, como de costumbre, hoy ha perdido soga y cabra. Tanto así que nuestro centro político –y sus variantes de derecha e izquierda- reniega de todo aquel que defienda sus ejes y principios, calificándoles de alarmistas, exagerados, etc. Pues así están las cosas en esta atribulada nación peligrosamente escorada por un proceso electoral de punto muerto, para todo aquel peruano que no forme parte de la ideología socialista.

Apostilla. Autor intelectual del puntillazo recibido por nuestro centroderecha es Pedro Pablo Kuczynski, padre putativo de Vizcarra.