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Que el miedo nos tenga miedo

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Fecha Publicación: 05/02/2025 - 22:20
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Palabras profundas y realistas de María Corina Machado, de Venezuela, cuando sostuvo que el dictador Maduro, antes de juramentar el diez de enero del año en curso, en unión de su gabinete, no tenía escrúpulos de ninguna naturaleza al hacerlo, aun cuando las elecciones habían sido fraudulentas y el presidente electo por el pueblo era Edmundo González Urrutia, reconocido por los organismos internacionales y países democráticos. No obstante, la Corte Penal Internacional ha decretado su detención por los delitos de lesa humanidad. No puede salir del país por tierra, mar o aire, ya que pesa sobre él una orden de captura a nivel internacional, al igual que sobre muchos funcionarios coludidos con el dictador.
Empero, “no hay mal que dure toda la vida ni cuerpo que lo resista”. El problema es que tienen el apoyo de la Fuerza Armada, la Policía Nacional y todas las instituciones tutelares que deberían proteger los derechos, deberes y obligaciones de todos los venezolanos: niños, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores. Sin embargo, no lo hacen. ¿Por qué? Están condicionados por el dinero y las gollerías que el dictador les otorga, lo que les ha hecho perder la moral, el sentido común y el respeto a sí mismos, así como la falta de solidaridad hacia el prójimo, a sabiendas de que no tienen libertad, que tienen hambre, que están enfermos, que el valor adquisitivo de la moneda ha colapsado, que no hay alimentos, que la delincuencia ha aumentado y que el éxodo masivo de familias migrantes por todas partes del mundo es la respuesta objetiva a que no se puede vivir ni subsistir en su país.
Todo esto ocurre frente a la insensibilidad de los gobernantes y autoridades, que están con miedo y temen a los opositores, sabiendo que, poco a poco, Venezuela será libre. En la actualidad, los altos mandos tienen pleno conocimiento de que están actuando mal y existe la tendencia a conspirar para derrocar al dictador. Los mandos medios y menores están divididos, unos apoyando al dictador y otros en contra de él. Lo fundamental es el pueblo, que es una bomba de tiempo que en cualquier momento va a estallar. La resistencia tiene su límite, y el propio pueblo derrocará al dictador y se escucharán voces de libertad.
Debe existir una táctica para aprehender al dictador. Tenemos al pueblo, a las Fuerzas Armadas divididas, a la Policía, a la CPI y a los organismos internacionales. Y considerando que hay un presidente electo en las urnas, como Edmundo González Urrutia, mientras el dictador usurpa funciones y afecta al pueblo, debemos recordar que el ser humano entiende de dos formas: por la “razón” o por la “fuerza”. Como se han agotado todos los canales diplomáticos, solo queda la fuerza, que es legítima y de puro derecho. Por lo tanto, solo nos queda actuar.
La gente lo sabe, pero no lo internaliza debido a sus intereses creados. El comunismo es aprovechado por los gobiernos de turno, y no les importa que el pueblo muera de hambre. Solo buscan llenarse los bolsillos. Un claro ejemplo es el país del dictador, Cuba, así como Nicaragua, Corea del Norte, China y Rusia. La historia es el mejor testigo de esta verdad.
Como anécdota, recordemos las palabras del presidente de Cuba, quien ha dicho: “¡Qué brutalidad!”, refiriéndose a la decisión del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, por su política migratoria, cuando en Cuba no se respetan los derechos de los cubanos y no existe libertad. ¿Cómo se atreve a decir eso? No hay que tener sangre en la cara.
El perfil psicológico de los dictadores casi siempre está marcado por una infancia triste, carente de amor, cariño, estima y tolerancia. Muchas veces han sido abusados, solitarios y con dificultades para formar pareja. Siempre son el factor dominante, y quienes no aceptan o contradicen sus ideas o decisiones son excluidos. Por lo general, buscan rodearse de gente sumisa. Les gusta el poder como sustituto del amor. La única verdad es la suya; no existe otra. Se sienten rodeados de enemigos, son desleales y la palabra solo tiene valor si satisface sus intereses.
Este concepto puede comprobarse a lo largo de la historia de la humanidad. No conocen la libertad interior.

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