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¿Qué es la guerra?

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Fecha Publicación: 19/04/2022 - 22:20
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Por Noé Lara 

En estos momentos tan aciagos en los que el hombre se halla situado debe preguntarse: ¿qué es la guerra?; porqué apetece ansiarla. ¿Es el hombre mismo un conflicto?… Señor mío, padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino hágase tu voluntad así en el cielo como en la tierra… Evidentemente que sí. El hombre le gusta guerrear consigo mismo y al hacerlo entra en escabechina contra el otro. ¿Somos unos seres venidos del mal, más que del bien? Todos los íconos pensadores de ayer lo dicen. El autor de La crítica de la razón pura sentenció: la insociable sociabilidad del hombre… Señor mío he matado. Perdóname porque tú eres misericordia. Qué hipócrita eres al pedirle perdón. Qué puedo hacer acabé con su vida. Su estado material y de vida alegre no lo soportaba. Era mi vecino, pues tuve que matarlo… Kant, filósofo, vive hoy más que nunca. Ha cobrado la resurrección. No ha muerto porque su obra cumbre La paz perpetua escrita el año 1795 está con vida, por no decir vigente, aunque es lo mismo porque se haya vigorizada…

Él está en estos instantes caminando en el fragor de la guerra entre hombres de Rusia y de Ucrania. Es su espíritu que recorre en medio de las balas, las bombas, los tanques, los misiles, la sangre que explosiona y salpica en su rostro y en las hojas albas de su vademécum. Hombres yacentes cuyas almas están fuera y entre ellas se preguntan qué ha pasado. Luego se responden, no leímos la Paz perpetua. Los que están muertos leyeron dicha obra. Quienes dirigen esta guerra saben lo que es morir prematuramente con ausencia de sentido…

La única manera de acabar con la guerra y todos sus cafres derivados, en mi razonar humilde, es procurar que cada país tenga una real seguridad de libertad plena donde reine la dicha del bien común: lo comunitario, lo justiciero, el amor, la bondad y la misericordia. Sólo así, vendrá por añadidura el trabajo, la justicia social y la correcta distribución de la riqueza.

Lo dicho no es otra cosa que el reclamo kantiano de la Paz perpetua. La formación de una estructura o sistema que albergue la paz… Qué desgracia: no es el hombre que lleva el mal ingénito en su alma -dice un joven soldado con crúor en sus hombros a otro que está cerca de él derramando sangre de sus piernas y de su rostro- y batallamos en estos tiempos donde se sigue muriendo la gente por el covid-19; pues malditos sean los que generan esta barbarie cruenta.

Esa paz que el hombre la ha creado conscientemente. No es una palabra simple que salió de la boca humana. Es un vocablo que encierra el bálsamo y que debemos convertirlo en hostia para la sanación mental.

Tenemos la clave que el Dios de Séneca, Spinoza, Voltaire y del más sencillo ser que se mueve en la Tierra; nos da la inteligencia dulcemente untada de amor que es el mayor bien de los bienes y la riqueza que nunca se acaba. Ser ricos de amor es ser ricos del alma, porque sin alma caemos en la más pérfida hipocresía que constituye el veraciado cáncer de esta posmodernidad hiriente.

Concluyo con la siguiente sentencia: la guerra será eliminada de la faz de la Tierra siempre y cuando los unos a los otros respeten el bien ajeno que se basa en el derecho a la propiedad anclada con la bandera de la libertad.

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