¿Qué espera para protestar, amable lector?
Dice Sun Tzu en El Arte de la Guerra que todo conflicto bélico se funda en el engaño. “Cuando se sostiene una propuesta hay que simular lo opuesto”. Castillo niega haberle declarado la guerra a la democracia peruana. Rechaza estar coaccionándola para liquidar todo lo que represente a la sociedad actual y al vigente Estado de Derecho. Refuta estar destripando al Perú imponiendo los dictados del comunismo/senderismo que él mismo cobija. Persevera en que nuestro país sólo surgirá si alguna revolución popular transforma las estructuras del Estado, calcando los modelos marxistas que imperan en Venezuela y Cuba. El doble rasero según Sun Tzu.
La estrategia del partido Perú Libre parte por convocar a una asamblea constituyente. En buena cuenta cambiar el Estado democrático por un Estado autócrata.
Empezando por instituir la reelección indefinida. Como ocurre en Cuba, adonde el régimen castrista lleva 63 años haciendo lo que le viene en gana, con el resultado de una nación cada día mas mísera, atrasada y sus ciudadanos privados de libertades y derechos. Todas las demás ideas que pudiese contener la Constitución que proponga Perú Libre serán irrelevantes, ante la eternización del gobernante en el poder. Incluidas la instauración del subsidio generalizado, como mecanismo para someter al pueblo a la voluntad del gobernante; o esa “segunda reforma agraria”, dizque para “debatir” el acaparamiento y monopolio de la tierra; respecto al uso de estas; los impuestos a su sobre ganancia; y las regalías sobre sus ventas, entre otros.
En su primer semestre de desgobierno Perú Libre ha acelerado la agudización de las contradicciones, exacerbado la crisis socioeconómica y soliviantado al ciudadano. Con aquel mantra que “todo es culpa de la derecha achorada” Castillo ha quemado tres gabinetes. Aunque muy probablemente sus ex ministros sigan recibiendo su sueldo original, pagado por usted, amable lector, y vivan amparados por escoltas de guardias civiles que deberían estar combatiendo el crimen en las calles. Asimismo Castillo ha infestado la administración pública de burócratas comunistas/senderistas para copar fundamentalmente ministerios y altas reparticiones públicas. ¿El propósito? Gestionar política e incoherentemente los cargos ministeriales (azuzar el descontento popular), y medrar mediante las compras regionales/municipales del Estado, distribuyendo dicha coima entre los altos cargos de gobierno y el “arreglo” para los comicios regionales y municipales de octubre que consolidarán más al esperpéntico comunismo/senderismo.
¿Es posible que la ciudadanía no reaccione frente a semejante asalto por una banda de politicastros totalitarios, amantes de la corrupción y el abuso contra quien no piense como ellos? ¿Qué necesita ocurrir para que Juan Pueblo salga a protestar a las calles contra esta cleptocracia comunista/senderista que lidera Cerrón y teatraliza Castillo, buscando repetir en todo el país la malversación que asentaron en Junín? Finalmente, ¿qué esperan los congresistas de partidos dizque democráticos para activar el botón de vacancia presidencial?
Apostilla. Debo disculparme ante el lector por el titular del día de ayer de esta columna -“Inmoralmente incapacitado para gobernar”- doble negación lamentablemente fruto de la premura en que a veces se incurre por los tiempos que impone este oficio.
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