¿Qué está pasando aquí?

Estimo que ha llegado el momento, no será el primero ni el último, en el que resulta necesario preguntarse qué está sucediendo en la vida del país a partir de las noticias que transmiten los medios de prensa y redes sociales y de los debates y comentarios que ellas generan sobre temas importantes en el quehacer nacional. Más aún, cuando pareciera que no se toma importancia a las aristas constitucionales y legales de los temas.
Mencionaré dos casos a manera de ejemplo. Se informa y comenta sobre si la presidenta de la República (por quien no voté ni lo haría y a quien más bien identifico como parte del gran problema heredado de una elección marcada por graves irregularidades el año 2021) quiso o no disponer la desactivación de la DIVIAC, División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad de la Policía Nacional, unidad policial que fue creada mediante norma administrativa del Sector Interior en agosto del 2016.
Hay quien pretende desconocer que el presidente de la República es jefe de Estado y jefe de Gobierno según dispone expresamente la Constitución Política y que según la misma Ley Fundamental los ministros están a cargo de los distintos sectores que conforman el Poder Ejecutivo.
También se pretende desconocer que los actos administrativos pueden dejarse sin efecto tal como se originaron. Es decir, hay quien pretende que la Diviac, que ni siquiera es una Dirección, no puede ser desactivada o modificada su conformación por norma del mismo nivel con que fue creada el 2016.
Peor aún, se pretende inamovilidad perpetua o encargo vitalicio en favor de quienes trabajan en esa dependencia policial.
Algo similar sucede en el Ministerio Público. Distintos equipos o grupos de fiscales que han sido creados y sus integrantes designados, a dedo, por el Fiscal de la Nación, como el EFICOOP o Equipo Especial de Fiscales contra la Corrupción en el Poder, formado en julio de 2022, y el llamado Equipo Especial Lava Jato, que desde el año 2016 ha venido perpetrando una burda persecución a personajes políticos que jamás tuvieron arte ni parte en contrataciones del Estado y dejando impunes a corruptos y corruptores que sí causaron millonarios daños al Perú ejerciendo cargos públicos ejecutivos a nivel nacional, regional y local. Son conocidos aquellos que se sienten dueños de los cargos y en alguna oportunidad un presidente de la República presuntamente corrupto, Vizcarra, hasta interrumpió un viaje oficial debido a que un fiscal de nivel mínimo había sido removido.
En verdad, no es bueno lo que sucede.

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