¿Qué ha pasado en el Vaticano?
Se ha cumplido 60 días de la elección del Papa León XIV. En sus prolegómenos y, posteriormente, varias preguntas incisivas flotaban en el ambiente del pequeño Estado. La gran incógnita era si el nuevo Papa iba a seguir los pasos de Francisco, o iba a marcar los suyos desde un primer momento y en temas claves para la Iglesia Católica.
Al cabo de este tiempo hay algunas realidades contrastables: Francisco vivía en Santa Marta rodeados de prelados, se desplazaba en el asiento delantero de un sencillo Fiat, no vestía los atuendos papales tradicionales, no pasaba sus vacaciones en la residencia veraniega de Castel Gandolfo, había ignorado o relegado ciertas liturgias centenarias del Papado y hablaba con la mesura de un Pontífice pero también con la pasión de un hincha de San Lorenzo y la euforia de un latinoamericano cualquiera. León XIV vive en el Palacio Pontificio, se desplaza en un largo carro protocolar en el asiento trasero, viste la muceta y los ornamentos tradicionales que vistieron los papas y es muy cauto aunque cálido al hablar y relacionarse con la gente.
En lo esencial- y esto es lo importante- León XIV sigue la senda reformista de Francisco aunque con un estilo tan personal que marca claramente una diferencia. La Iglesia se ha unido, los sectores conservadores y progresistas han arriado sus velas y guardado sus lanzas para negociar y conversar bajo el liderazgo de un hombre pío y sereno que escucha a todos. El espíritu de la Iglesia Sinodal está presente pero sin hacer ruido y rescatando ese esencia pastoral que luce un Papa que ha recorrido a caballo pueblos olvidados y escuchado en vivo y en directo las demandas de las poblaciones marginales. La lucha frontal contra los abusos de menores seguirá con la misma o mayor fuerza a partir del reciente nombramiento del nuevo presidente de la Pontificia Comisión para la tutela de Menores, monseñor Thibault Verny, arzobispo de Chambéry y, hasta ahora, miembro de esa misma comisión. En suma, Francisco vive y León XIV revive, en el seno de una Iglesia unida en torno a sus tradiciones y desafíos, pero consciente de que la gente se aleja de ella y de que su peso específico es cada vez menor.
Muchas cosas esperan, por cierto, en especial un rol más activo y fundamental de la mujer en el clero y una defensa moderna y creativa de la familia constituida por un hombre y una mujer. Y aunque sea un pontífice institucional, la feligresía católica le demanda a León XIV participación.
El Papa peruano prosigue su ministerio en Roma. Los pedregales de Chulucanas, así como la cancha de tenis que se estaría habilitando en Castel Gandolfo, son la imagen de un papado misionero y moderno.
Jorge.alania@gmail.com
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