Qué hacer con el Sistema Interamericano de DDHH (I)

El miércoles pasado participé en el Foro organizado por la bancada de Renovación Popular sobre la posible denuncia de la Convención Americana de Derechos Humanos y recuperar la soberanía jurisdiccional del Perú. Me correspondió tratar el tema específico de los antecedentes de la Resolución Legislativa 27152.

Más allá de coincidencias y discrepancias referidas a detalles de un tema complejo, es justo felicitar la iniciativa para tratarlo ya que no puede soslayarse en modo alguno que hay que hacer algo en relación no solo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Comisión IDH) sino también respecto a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) y al Sistema (SIDH) que ambos órganos conforman.

Lo primero es clarificar el panorama en torno a dicho sistema, comenzando por señalar que una cosa es ser Estado parte, es decir, vinculado, a la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH) o Pacto de San José de Costa Rica, y otra es reconocer la competencia contenciosa de la Corte IDH, que tal como señaló un joven e ilustrado expositor en el foro citado, es hoy una suerte de mesa de partes de la Comisión IDH ya que declara fundadas el 95% de las denuncias que ésta presenta.

El Perú suscribió, ratificó y depositó el instrumento de ratificación de la CADH durante el gobierno militar, en 1977 y 1978. Resalto ello porque al caviaraje nacional e internacional, sobre todo el incrustado en el SIDH, no le importa esa adhesión por parte de un gobierno militar a pesar que cuando se trata de analizar el accionar de las Fuerzas del Orden (que incluyen a las Fuerzas Armadas) en defensa del orden interno de un país, parece mirar al diablo tal como se nota a leguas en sendas sentencias favorables a miembros de Sendero Luminoso y el MRTA y en el reciente informe de la Comisión IDH sobre la situación de los DDHH en el Perú, al que me he referido como un “informe adefesiero” en mis artículos del 9 y 16 de mayo último.

Estados Unidos de América, donde los caviares y marxistas de toda laya anhelan vivir, no es Estado parte de la CADH (la suscribió pero no ratificó). Canadá ni siquiera la firmó. Otros países al suscribir la CADH formularon reservas, es decir pusieron condiciones o salvedades a su contenido; el Perú no formuló ninguna.

Ser parte de la CADH no supone automáticamente reconocer la competencia de la Corte IDH, ya que ello es expresamente facultativo según la CADH.

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