¿Qué hacer?
Después del 30 de setiembre último, día lamentable en la historia del Perú, hemos entrado en un nuevo escenario político. Sin duda los partidos más afectados son los que controlaban el Congreso hoy de facto inexistente, ya que la Comisión Permanente bajo la presidencia de Pedro Olaechea tiene muy poco espacio de maniobra. Sin perjuicio de la necesaria introspección y autocrítica que deben hacerse, las circunstancias los obliga a tomar una decisión y mientras más rápida mejor. Si no participan en las próximas elecciones legislativas para un Congreso de escaso año y pico de funcionamiento, corren el riesgo de desaparecer. Los demás partidos, definitivamente presentarán candidatos con sus mejores cuadros de reserva, para imponer un nuevo rumbo constitucional al Perú con o sin la anuencia del gobierno de Vizcarra, que por mucho que se estiren las interpretaciones constitucionales, no podrá disolverlo.
¿Cómo deberán realizarse las nuevas elecciones parlamentarias? La parte final del segundo párrafo del artículo 134 de la Constitución señala taxativamente que “no puede alterarse el sistema electoral preexistente”. Ahora bien, ¿cuál es dicho sistema? Sin duda incluye las normas electorales aprobadas por el referéndum. ¿Pero sería dable que se derogue el voto preferencial y la cifra repartidora o se cambien los distritos electorales con el propósito de que esta vez los ciudadanos “voten bien” como algunos sabios dicen por ahí? ¿Estarían los partidos en condiciones de realizar primarias abiertas, simultáneas y obligatorias en el corto período de cuatro meses? Evidentemente que no. Las elecciones legislativas deben realizarse conforme a la normatividad vigente, le guste o no al actual gobierno.
¿Eso significa que tendremos un Congreso con una distribución partidaria similar al disuelto de facto? Poco probable porque el humor político y las circunstancias han cambiado muchísimo desde entonces. Para empezar no hay candidaturas presidenciales que arrastren a los candidatos, a menos que el gobierno del señor Vizcarra y otros políticos en el llano suplan tal ausencia. Si el Gobierno interviene en las elecciones haciendo propaganda para tal o cual partido, invalidaría las elecciones. Los políticos en el llano por cierto que sí pueden participar apoyando a sus pupilos, por la sencilla razón que no están en el poder.
¿Cómo será la composición del nuevo Congreso? En este instante difícil saberlo, pero las encuestas pronto se encargarán de informarnos las tendencias del voto. Vivimos un momento de incertidumbre que el tiempo disipará rápidamente. Lo que no sabemos es si el nuevo Congreso modificará la Constitución o convocará a una Asamblea Constituyente. Pregunta del millón.