¿Qué más falta?
Podríamos repetir lo borroneado en la columna anterior: Faltan, por cierto, los votos para acabar con este desgobierno y aunque parece que cada día se necesitarían menos la pregunta va por otro lado. Soportado a duras penas el insufrible Mensaje a la Nación dirigido desde el Congreso por el ocupante de Palacio en el que empezó victimizándose hasta la náusea y sin un ápice de autocrítica por su desastrosa gestión pública, para continuar con una tediosa lista de lavandería de supuestos logros, acciones y obras en el país paralelo que se imagina conducir y que no pueden ocultar la calamitosa situación de la República y menos aseverar si son ciertos, presupuestados o financiables, sólo cabe esta conclusión: después de un año de anarquía institucional y de galopante corrupción en el que el aparato del Ejecutivo asemeja ser una organización criminal conformada por familiares, allegados y sus agentes, QUÉ MÁS tenemos que esperar salvo que se apague la luz con todos adentro y que Dios nos coja confesados.
Algún reconocido personaje acaba de declarar que lo que llama golpismo en marcha contra quien funge de primer mandatario resulta una respuesta racista de la derecha y que esto igual pasaría contra cualquier otro sujeto “cholo” que asuma el poder. Oiga, señor, a pesar de que este nefasto régimen también encarna la amenaza ideológica de un socialismo cavernario por allí no pasa lo peor –por ahora-, sino porque el llamado “gobierno del pueblo” que defiende se encuentra plagado de ineptos al cubo, saqueadores, pirañas y choros que han capturado el Poder Ejecutivo y arrastran al Estado al precipicio. Increíble que alguien como usted no lo vea.
Reiterando otras líneas, no ocultamos la poca esperanza que inspira la nueva presidenta del Parlamento y su variopinta Mesa Directiva que, apenas y para variar, es el mal menor debido a los recurrentes yerros de las bancadas de la dizque oposición democrática. Volvemos, pues, a apostar por la Fiscalía de la Nación y la independencia y autonomía de sus investigaciones penales abiertas contra Castillo y adláteres que deberán servir de base para lograr el indispensable fin constitucional de este desgobierno jamás visto. ¿O no, Pacheco y similares? ¡AMÉN!
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