¿Qué ocurre con la Fiscalía?
Una golondrina no hace verano. Este proverbio calza justamente con lo que la opinión pública percibe de la correcta Fiscal de la Nación, Patricia Benavides. Sin duda fue ella la heroína de la etapa política más crítica por la que atravesó el Perú en muchos años, al acusar al ex mandatario Pedro Castillo Terrones de encaramarse en el poder (tras unos comicios tramposos) en condición de líder máximo de una organización criminal, que capturó el Estado para beneficiarse de él en perjuicio del resto de la nación. ¡Y con dicha acusación, abrir el camino a la vacancia que, con 101 de 130 votos, finalmente decretó el Parlamento! Sin embargo, ahora que el país transita por una ruta empedrada, severamente incendiada por los partidarios del mandatario -preso por golpista en flagrancia e imputado por la Fiscal Benavides vía decenas de carpetas fiscales por otros tantos hechos criminales- la Fiscalía pareciera haber desaparecido del mapa.
Es extraña, por decir lo menos, la conducta del Ministerio Público alrededor del affaire Castillo Terrones. Porque luego de un trabajo tan minucioso; sobre todo valiente y rápido -en cuanto a la entereza, claridad, prontitud con que actuó tras haberle abierto investigación a este sujeto, mientras ejercía la presidencia del país en su condición de tirano y, a su vez, ladrón en flagrancia- la Fiscalía de la Nación dio un giro copernicano entrando a un silencio comatoso que, sin lugar a dudas, carece de explicación. ¡O si la tiene, la Fiscal Benavides no ha sabido exponerla al país! Sorprende sobremanera este proceder. Aunque está claro que, alrededor de Castillo Terrones, existe una peligrosísima mafia de grandes proporciones ligada a todo rincón del hampa. ¡Del narcotráfico a cuanto gremio ilegal exista! Y, sobre todo, estrechamente relacionada a sendero luminoso.
En consecuencia, preocupa que el trabajo de la Fiscalía de la Nación, en torno al criminal en serie Castillo –corrupto, violador de la Constitución tras perpetrar un golpe de Estado y requerir, apremiantemente, a las fuerzas del orden que capturen a la Fiscal de la Nación, al presidente del poder Judicial, a sus pares del Tribunal Constitucional, CNJ, etc.- pudiese estar neutralizado por la huestes de quien, indebida, criminalmente ejerciera la jefatura del Estado. Huestes que han dado muestras de ser ultra violentas, agresivas y crueles en su accionar, para lograr su cometido inconstitucional: reponer en la presidencia del país al corrupto ex mandatario. Hay más. Pedro Castillo necesita ser investigado e, inmediatamente, denunciado por la Fiscal de la Nación como organizador de una revolución muy sanguinaria -hecho que lo anticipara su ex premier Aníbal Torres Vásquez-; así como por contratar a ex presidiarios terroristas como prefectos; por azuzar violentamente a la población en diferentes regiones del país utilizando recursos del contribuyente a través de esos llamados “consejos descentralizados de ministros”; por colocar a miembros de sendero luminoso en reparticiones del Estado, etc.
Concretamente, por confabular una cruenta revolución que hasta ayer ha generado sesenta muertos, cientos de heridos y multimillonarias pérdidas al Estado.