¿Qué pasa en Barranco?

Me escribe un vecino y lector del distrito de Barranco. Su casa se encuentra ubicada en el Malecón Pedro de Osma. En su terraza con vista al mar ha puesto un sol y sombra de estructura de madera para no achicharrarse durante el verano y protegerse de la garúa en invierno. La construcción no es de material noble ni nada que se le parezca. El asunto es que un vecino quisquilloso ha movido todas sus influencias en la Municipalidad de Barranco para que no se le otorgue el permiso municipal para el techito de madera. La administración de Barranco pertenece a Renovación Popular. El cuento que le ha contado el encargado municipal, un tal señor Javier A. Allpas Cartulín, sub gerente de Obras Privadas, Catastro y Control Urbano, es que como Barranco es “zona monumental” cualquier permiso de obra, aún sea un techito de madera en la terraza tiene que ser autorizado por el Ministerio de Cultura. What? El que pase por Barranco verá cómo se levantan diariamente sendos edificios frente al mar y en diferentes zonas del distrito. ¿Cuentan todas estas modernas edificaciones de concreto con la anuencia del MinCul? No parece. El asunto está en cómo la municipalidad le hace la vida imposible a un vecino pacífico que como venerable ciudadano quiere disfrutar de su terraza que en nada modifica el aspecto esencial del predio. Por supuesto que el MinCul puede perder el dinero de los contribuyentes por la majadería de una administración en la que si se tienen buenos contactos se levantan edificios en el mismo acantilado y puede verificar que el techito no desfigurará la solera monumental barranquina.

Pero de lo que aquí se trata es de hacer una reflexión de como los municipios no están para servir al vecino, sino por el contrario, para hacerle la vida difícil y hasta imposible con ordenanzas absurdas. Hace poco en Trujillo se cerraron dos centros comerciales con el pretexto de la seguridad. Miles se quedaron sin trabajo el tiempo que estuvieron cerrados los centros comerciales. Pérdidas económicas en plena recesión por un alcalde desatinado o coimero, se los dejo al gusto. Lo cierto lo concreto y lo real es que los municipios se han convertido en enemigos del vecino, cuando deberían ser los principales facilitadores de su bienestar y paz. Los municipios se han convertido en los especialistas de la tramitología absurda y patibularia. No dejan progresar. Si no tienes vara o una voz que tenga tribuna y te defienda te aplastan como moscas por quítame estas pajas. De lo que se sigue es que una de las primeras reformas del Estado debe empezar por los municipios, especie de señoríos feudales que no conoce de ley sálica. Espero a haber contribuido con esta columna a llamar la atención sobre estos casos sospechosos que más parece una extorsión que otra cosa. Que el MinCul se dedique a hacer lo suyo que bastante trabajo pendiente tiene y no es poca cosa en vez de esta “verificando” un techito de madera en la zona “monumental” de Barranco.

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