¿Qué pasó, coleguitas?, ¿se acabó el amor?
Parece que la luna de miel terminó. La injusta remoción del periodista Hugo Coya del Instituto de Radio y Televisión del Perú (IRTP) ha provocado que varios coleguitas vizcarristas arrojen los pompones y le exijan al presidente que expectore a Francisco Petrozzi del Ministerio de Cultura. De lo contrario, advierten las guaripoleras iracundas porque se han metido con alguien de su agrado, Martín Vizcarra estaría avalando el quiebre de la democracia en el canal y radio de todos los peruanos (¿acaso se puede hablar de democracia después del golpe de Estado asestado por el jefe de Estado?). Es más, RMP y Sigrid ahora lamentan que no haya Congreso -¡cuando ellas mismas reclamaban su disolución!- que pueda censurar al tenor. Vaya que son caraduras.
Si bien uno que otro relacionista público gobiernista está abriendo los ojos, aún los principales cuestionamientos recaen sobre Petrozzi, cuando este no es más que una marioneta de Vizcarra. Señores, lo que pretende el Presidente, envenenado (?) por Miriam Morales y Mónica Moreno, es su medio de comunicación propio, al mismo estilo del chavismo. En pleno proceso electoral, el dignatario busca promocionar a sus candidatos, de tal forma que pueda tener una bancada robusta en el próximo Parlamento. No existe mejor tribuna para este vil fin que TV Perú, que alcanza a más del 90 % de hogares a nivel nacional.
Como se mencionó en la edición de EXPRESO del último domingo, la salida intempestiva de Coya -mientras se encontraba fuera del país- se dio luego de una serie de presiones del Gobierno para vetar a personajes de la oposición, siendo la gota que derramó el vaso la vasta cobertura periodística que se le dio a la excarcelación de Keiko Fujimori. Culantro, pero no tanto. Hugo Coya, quien avaló el régimen incluso después de la clausura inconstitucional del Congreso, no podía dejar de reportar -quizás- la noticia más importante del año.
Me dicen que su reemplazo, Eduardo Guzmán, es un tipo serio y profesional. De serlo, no tendría que asumir la jefatura del IRTP en medio de tamaño escándalo. Lo que sí resulta paradójico es que Guzmán iba a asumir un cargo directivo en Willax, el canal de televisión más opositor a Martín Vizcarra, pero finalmente terminó aceptando un puesto en el Gobierno. Chamba es chamba, dicen…
Otrosí digo: ¿Se han dado cuenta de que la clausura del Legislativo le ha explotado en la cara a Vizcarra? Si todavía hubiera Congreso, su íntimo y expremier César Villanueva no estaría preso puesto que contaría con inmunidad. Si todavía hubiera Congreso, Keiko Fujimori seguiría presa porque habría peligro de que su bancada obstruya a la justicia. Si todavía hubiera Congreso, el Presidente no caería en las encuestas porque tendría a quien echarle la culpa de su incompetencia. ¡Cómo se debe estar arrepintiendo el exgobernador moqueguano!