¿Qué pasó con el panamericanismo?
El pasado 14 de abril se ha celebrado el Día de las Américas, y cabría como válida la pregunta sobre ¿qué ha pasado con el panamericanismo?, que fuera tan efervescente en el siglo XX. Veamos. Cuando repasamos los grandes momentos de la política internacional y del derecho internacional americanos del referido siglo XX –el impacto del fenómeno de la codificación del derecho internacional, la firma de valiosos instrumentos jurídicos como la propia Carta de la Organización de los Estados Americanos - OEA, el Tratado Americano de Soluciones Pacíficas o Pacto de Bogotá, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca - TIAR, la Convención sobre Asilo Diplomático de Caracas, tan mentado recientemente por la violación flagrante de Ecuador, al ingresar la fuerza estatal en la Embajada de México en Quito, todo lo anterior surgido de las entrañas de América para el mundo, etc., que invistieron al hemisferio del principio del Pacta Sunt Servanda, que se traduce en el fiel cumplimiento de lo acordado–, la pregunta inevitable que debemos hacernos mirando la nueva centuria que se ha iniciado, es la siguiente: ¿Qué fue del aplaudido ya mentado panamericanismo que mostró una visión totalizadora de la unión o la unidad continental luego de la conmoción y de los estragos que dejaron las dos guerras mundiales –la primera de 1914 a 1919; y, la segunda de 1939 a 1945–, buscando la cohesión continental? A estas alturas de la vida internacional dominada por la globalización, el desarrollo de las tecnologías e incluso por los retos que nos han dejado por la pandemia de la COVID-19 y las recientes guerras en otras partes del mundo que aparecen como amenazas todavía colaterales, los 35 Estados que componen nuestro hemisferio debieron hace rato conseguir la anhelada cohesión política y económica que el panamericanismo dejó como bases en el siglo anterior.
Los países se han dedicado a torpedear a la fortaleza geopolítica natural que debía seguir a las naciones de América luego de afirmarse la doctrina del panamericanismo. Nada de eso se ha hecho. Al contrario, los Estados se han dejado seducir por las ideologías, sea el capitalismo (la derecha) o el socialismo (la izquierda), acercándose los Estados a los hegemones que representan o han defendido dichos ideales filosóficos, políticos y económicos. El error de los Estados y los gobiernos de las Américas ha sido creer que el panamericanismo estaba imbuido de categorías ideológicas. Por esta visión equivocada es que nuestros países no han sabido crear las bases para formar el gran bloque americano como ha pasado con Europa. Las diplomacias de los Estados del continente se han dedicado a erosionar a la región, poniéndose cabe unos a otros como pasa mirando el escandoloso caso de Venezuela en que Nicolás Maduro se ha burlado de la democracia impidiendo elecciones libres, y con la única excepción de Ecuador, hay que decirlo, que por su referida inconducta internacional, ha merecido la condena continental; sin embargo, por esa ausencia de una integración sin hipocresías, con políticas exteriores de sus Estados miembros, en algunos casos incoherentes, América sigue vulnerable y debemos ser consciente de ello.
Excanciller del Perú e Internacionalista
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