¿Qué significa la desaceleración de la economía china?
La desaceleración de la economía de China, que por estos días se ha visibilizado –este fenómeno de aletargamiento y punto de inflexión en su dinámico proceso de crecimiento ha venido mostrando signos de preocupación desde hacía ya varios meses atrás–, alarma a los propios chinos, desde luego, pero sobre todo a aquellos países del mundo que mantienen una relación muy estrecha con el gigante asiático.
Cuando una economía como la de China, que en las últimas décadas ha sabido crecer sin detención, no cuenta con procesos de contingencia, puede sufrir estragos que a la postre producirán impactos negativos a una cadena de actores intervinientes. Eso podría acentuarse en los días, semanas o meses que siguen, si acaso se hace más evidente el nuevo ritmo de la economía china, acostumbrada a comprar recursos a todos los países del mundo.
En estos momentos, entonces, las importaciones chinas vienen mostrando una curva descendente y como pasa en todas las lógicas del auge, la crisis o la decadencia, los primeros en sufrir la letalidad de sus consecuencias son los países a los que China compra, generalmente los más pobres del planeta, que contando con recursos en abundancia, tienen un exiguo desarrollo industrial y en ese grupo de países hay que contar a los Estados del continente africano, puntualmente los de la región subsahariana o también denominada África negra, y a los de América Latina, donde nos hallamos los peruanos.
Casi siempre los Estados son víctimas de la desaceleración de sus economías cuando existe una excesiva confianza en su proceso productivo donde la demanda que era exorbitante de pronto comienza a reducirse y hasta con la amenaza de desaparecer dejando a la economía del país sin piso y su signo interno más visible es que la inversión privada comienza a debilitarse. Con la reducción de las importaciones chinas por la desaceleración de su economía, viene también la crisis del petróleo, cuyo precio también cae, y ya sabemos que cuando la demanda del denominado oro negro también cae, habrá que pensar en ponerle una vela al santo, porque las economías de los países en desarrollo –es del caso del Perú, que además tiene a China como su principal socio comercial–, suelen ser las que sienten seriamente sus efectos pues la pita se rompe por el lado más débil.
Pero esta realidad económica de China tampoco es para creer que China ha caído al fondo del precipicio. Nada de eso. Lo único cierto es que cuando un Estado alcanza el éxtasis de su crecimiento debe valorar su eficacia porque a veces pasa a los Estados que desesperan por contarlo todo, como es el caso de China, que en las últimas décadas ha seguido un ritmo imparable a través de la Franja y la Ruta, y que, mirando el momento actual por su desaceleración, podría graficar perfectamente la idea de que, el que mucho abarca poco aprieta. Cuidado con eso.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.