Qué vergüenza de gobernante
“La derecha golpista, en conjunto con sus medios (de comunicación), busca dividir y desestabilizar al oficialismo y al partido (de gobierno….). Nuestra agrupación debate y resuelve internamente sus contradicciones (…) Hago un llamado a nuestra militancia a no dejarse confundir con las mentiras e intrigas de la derecha golpista y sus medios, que buscan dividir y desestabilizar. La unidad del bloque popular ahora está intacta. Nuestras organizaciones trabajan de la mano con nuestro gobierno (…) El partido ha llegado al liderazgo gracias al voto del pueblo y tiene un plan de trabajo para poder reconstruir la economía y la democracia, a diferencia de los opositores que basan sus idearios en campañas de odio y de racismo (…) El partido vive un periodo de tensiones internas que han desembocado incluso en expulsiones (…)”
¿A quién le recuerda esa arenga, amable lector? ¡A Castillo! ¿Cierto? Sin embargo, es Evo Morales. Hablando recientemente, como dos gotas de agua, según revela Europa Press. Son copia y calco. El mismo discursete del impresentable Chávez y de su delfín Maduro. Son textos que forman parte del abecedario inventado por el gran perturbador de Latinoamérica, Fidel Castro, y que 63 años después sus herederos políticos han sido incapaces de cambiar, alucinando en que la medianía de los pueblos de nuestra región seguirán interiorizándolo per secula, cuando actualmente en este planeta ya no queda ni la sombra de aquel comunismo en todas sus variantes: estalinista, trotskista, leninista, maoísta, que reinó del 1 de octubre de 1917 al 24 de diciembre de 1971. Es decir, el comunismo sudaca es una lacra que subsiste, exclusivamente, para mantener al subcontinente americano en la miseria -y en la ebullición social- como una suerte de maldición; aunque a la vez, como amenaza a Norteamérica, líder del capitalismo.
La diferencia entre el discurso de Pedro Castillo y el de Evo Morales no estriba en su semántica –algo que el peruano ni siquiera sabría definir-; ni en la redacción –que es la misma-; como tampoco en los estilos –que son idénticos- (reiteramos, todo copiado del pope Fidel). La diferencia, amable lector, está en que Pedro Castillo, siendo presunto profesor, no sabe siquiera redactar; menos elaborarar una frase. Tampoco tiene estilo, e ignora la sintaxis. ¡En síntesis, no sabe lo que es redactar; ni siquiera lee bien! Todo lo opuesto a su émulo Evo. La masificada ignorancia de nuestras grandes mayorías permite que los peruanos descifren el salpicón de yerros que contienen los pregones de Castillo. ¡Quizá por ello lo escogió su Rasputin, Vladimir Cerrón!
El hecho, amable lector, es que el Perú hoy forma parte del núcleo duro del comunismo en su versión más cicatera y grotesca: el chavismo, uno de cuyos portaestandartes es precisamente Evo Morales, encargado por el Foro de Sao Paulo de supervisar a Pedro Castillo. Al extremo que, probablemente, sea quien redacte muchas de sus arengas. ¡No permitamos que Perú se vuelva una Venezuela, Nicaragua, Cuba; o en esa Bolivia que sigue pidiéndonos una salidita al mar!
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