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¿Queremos seguir perdiendo valioso capital humano?

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Fecha Publicación: 02/06/2022 - 23:00
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Retrocediendo en el tiempo queda claro que la sociedad peruana de los años ochenta, noventa -y ya entrado el tercer milenio- ha estado no sólo desfasada, desinformada y en gran medida engañada; sino fundamentalmente idiotizada por las tendencias que le insinuaba una banda de aprovechadores comunistas, dedicados a beneficiarse de las carencias educativas, intelectuales y cognitivas de nuevas, candorosas generaciones. Todo se redujo a ese afán doctrinario de imponerle un “nuevo modelo” universal a los “ciudadanos del futuro”. Cambiar a una juventud que no se encontraba ni emocional, ni cultural ni tecnológicamente preparada para asumir semejante transformación.

Sobre todo si ese cambio venía indisolublemente vinculado a un condicionamiento ideológico ajeno a los valores en los que se había forjado esa juventud. La izquierda manipuló el justo afán de nuestros jóvenes por formar parte de una sociedad que no tuvieron y que posiblemente tarde mucho en llegar. Una sociedad moderna, como la que vehemente, candorosamente aspiran los jóvenes a través del llamado cambio cultural. La tentación totalitaria los cogió de manera sorpresiva, calculada y pervertida, desprovistos de toda capacidad de reacción. Quizá esta explicación resuma el abuso malévolo al que fue inducida nuestra juventud, entusiasmada por realidades exógenas que nada tienen que ver con la suya. Lo concreto es que nuestros jóvenes no están dispuestos a vivir como quiere el comunismo. El Perú está próximo a transformarse en un país-cárcel, como Cuba y Venezuela. Mientras que nuestros jóvenes aspiran al éxito, en lugar de al fracaso al que induce la izquierda sudaca. Y buscan la libertad, no la represión del dictador como ocurre en gran parte de nuestra región.

Los jóvenes son conscientes de que, para superar aquellas taras sudacas, necesitarán prepararse personal, cultural, tecnológica y económicamente. Precisamente lo que es cada vez más difícil de lograr en un país camino al desastre. Como es hoy el Perú, hundido en el caos sociopolítico, económico y cultural al que lo ha llevado la izquierda, después que hasta 2016 fuese una nación modelo para muchos organismos multilaterales. Es decir, desde que la zurda capturó el poder a través de Humala, de Villarán, del mismísimo PPK (entregado a los caviares alucinando que le defenderían), del vil Vizcarra y ciertamente del ignaro Castillo, todos dispuestos a robarle al país a manos llenas. Por eso es que hoy nuestra juventud recién egresada de secundaria viaja presurosa al extranjero en procura de algún futuro mejor. Nuestros peruanos del tercer milenio descartan seguir subsistiendo –como lo hacen desde 2016 hasta ahora- amenazados por la pobreza y conscientes del desastre que significaría la cubanización de Perú, hoy día acelerada por esta mafia bolchevique que brega por introducirlo al socialismo sudaca. Ámbito aún peor a las condiciones de vida durante esa docena de años de la llamada revolución velasquista, que contaminara intelectualmente y empobreciera hasta la miseria a muchos de sus padres y abuelos.

La pérdida de capital humano que sufriría el Perú, de seguir gobernando esta banda comunista de ladrones afines al terrorismo, sería el puntillazo final para la democracia.

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