¿Quo Vadis Perú?
¿A dónde vas Perú? O, mejor dicho, ¿a dónde te están llevando? Es preocupante lo que está pasando con nuestro país, pues tal como lo ha advertido el exministro de Economía y Finanzas, Ismael Benavides, estamos a un paso de perder la confianza de las calificadoras internacionales, lo que sería una catástrofe para la economía nacional.
Las cifras alarmantes, según el Instituto Peruano de Economía (IPE), nos dejan claro que el gobierno no está tomando buenas decisiones. Está claro que, debido a los retrasos por factores ajenos a las empresas, se calculan pérdidas para la economía peruana por casi S/ 700 mil millones, que excede el monto del PBI de un año.
El IPE también señala que se estima que se dejó de recaudar S/ 123 mil millones, que son cerca del 75% de los ingresos del gobierno general. Además, que la paralización de operaciones de las 11 principales unidades mineras, entre 2021 y 2023, tuvo un costo económico de S/ 7,000 millones en el PBI nacional.
Esas son cifras que nos ponen a un paso del abismo en el que serán los más pobres los que sufran las consecuencias: habrá desempleo masivo; se incrementará la delincuencia; los precios de los productos de primera necesidad se irán a las nubes; entre otros males.
Nadie duda de que esto es consecuencia del año y medio perdido con Pedro Castillo en Palacio de Gobierno, pero creo que Dina Boluarte puede y debe hacer mejor las cosas. Ella es la presidenta legítima y tiene la obligación de conducir por buen camino al Perú. Para ello, lo primero es recuperar la confianza de los inversionistas con medidas claras destinadas a respaldar la agroexportación y la minería.
Ya es momento de acabar con la satanización a la minería y en ese camino, debe el gobierno formalizar a los que se dedican a extraer oro en Puno y Madre de Dios, para que el metal dorado no se vaya a Bolivia. Tiene que proponer propuestas inteligentes para convencer a los ilegales a pasar a la legalidad.
Además, el gobierno debe poner mano dura en la lucha contra la delincuencia. Ya se está llegando a extremos y la Policía Nacional, pese a sus esfuerzos, está siendo rebasada por las bandas criminales de extranjeros que han llegado a Perú, porque saben que no hay orden ni respeto hacia las autoridades y que pueden comprarse o amenazar a fiscales y jueces para salir libres y seguir delinquiendo.
Y, por supuesto, la justicia tiene una gran tarea. Es hora de meter presos a los corruptos, a quienes vemos pasear por tiendas y veranear tranquilos. Susana Villarán confesó su delito y está libre. Vizcarra tiene acusaciones comprobadas por un colaborar eficaz, al que condenaron y el llamado “lagarto” sigue feliz de la vida. Y así por el estilo. La impunidad es el principal aliciente que tienen los corruptos para persistir en su conducta antipatriótica.
El país necesita que el Gobierno presente un plan inmediato de reactivación económica. Una de las medidas principales de ese plan debe ser dar facilidades para nuevas inversiones en un mundo en crisis. El contexto internacional es complejo y problemático, sí, pero en medio de la tormenta se pueden encontrar oportunidades. Esa es la tarea del gobernante.
La presidenta Dina Boluarte tiene la oportunidad de pasar a la historia como la persona que dio inicio a la reconstrucción moral del Perú después del desastre de Pedro Castillo. O puede acabar como una gobernante que simplemente fue incapaz de enmendar los errores y dislates de su predecesor. Ella debe elegir.
En fin, hay mucho por hacer, pero la presidenta debe dar los primeros pasos para cambiar de rumbo y no irnos a una catástrofe anunciada. Así lo pienso y ustedes amigos lectores, saben que siempre digo lo que pienso, con el perdón de los adefesios.
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