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Radiografía de un caviar

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Fecha Publicación: 23/03/2022 - 23:00
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El mismo día en que la congresista Patricia Chirinos presentaba al Pleno su primera moción de vacancia -para salir del neófito que continúa empernado a la presidencia- Francisco Sagasti saltaba a la palestra para evangelizar al país diciendo “No hay nada en la Constitución que fije que, por incapacidad, se le puede destituir a un presidente”. Desde luego semejante tontería la recubrió con la jerga progre que encanta a aquellos peruanos que se valoran clásicos, cultos y superiores. Seis meses después Sagasti ha vuelto a salir a la palestra, aunque para decir exactamente lo contrario. Y esta misma ralea de eruditos, refinados vecinos de Barranco, San Isidro y Miraflores han vuelto a aplaudir a Sagasti, confirmando que todo lo que diga un caviar es ley; así recule ciento ochenta grados en su mensaje.

Desde su infaltable pañuelito -invierno y verano- hasta ese tono atildado, Sagasti es el prototipo del sujeto desconfiable. El hipócrita que no dudaría en sumarse a un complot golpista orquestado para imponerlo de presidente, generando dos muertes que hoy ya se sabe que no fueron causadas por la Policía Nacional, como intentara hacerle creer al país el clan caviar que le acompañaba. Pero retrotraigámonos a cuando se presentó la primera moción de vacancia a Castillo. ¡Sagasti se horrorizó! ¡“Tiene que cumplir su periodo presidencial. Debemos ayudarle a gobernar. Quien plantea la vacancia es una golpista”!, fue el tonito de su alocución ya en calidad de ex presidente constitucional de la República. También recordemos que, para consolidar a Castillo en el poder, llamó a Vargas Llosa pidiéndole que no siga criticándolo. Seis meses después Sagasti sugiere vacar a Castillo, apelando a esa sagrada hipocresía de lo políticamente correcto. “Que se vayan todos”, alega. Si él lo dice está bien y lo aplaude la neoderechona, que ahora está persuadida de que se le quema el arroz si permite que Castillo siga arruinando al país. Ahora Sagasti marca distancias con Castillo, revistiendo la palabreja “vacancia” con una versión buenista, como “Nuevas elecciones presidenciales y congresales.”

Recordemos. Siendo Vizcarra presidente Sagasti pertenecía al oficialismo, en calidad de congresista. Apoyó el cierre del Legislativo oponiéndose a que el Congreso cumpla su misión constitucional de elegir a nuevos miembros del TC. Como presidente cambió los requisitos para nombrar secretario presidencial, facilitándole a Castillo un tráfico de influencias generalizado mediante la contratación de ganapanes, megadelincuentes, asesinos, atorrantes, etc., en el Estado. Sagasti fue medio siglo burócrata internacional sin tener arte ni parte como estadista ni experiencia de gobernante. Pero habla bonito, y exhibe aires intelectualoides. Aunque carga sobre sus hombros a los muertos del paro agrario y aquel daño feroz que causó a la agroindustria cuando decidiera anular la ley que la impulsó. Sagasti también culpó a Merino, Flores Aráoz y la PNP de matar a Inti y Bryan, aparentemente baleados por matones contratados por los caviares para deponer a Merino y, simultáneamente, meterse a palacio con Sagasti de mandatario. Finalmente, Sagasti se benefició abusivamente percibiendo una pensión vitalicia como ex presidente, habiendo ocupado ese cargo apenas ocho meses.

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